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— No puedes cambiar de forma hasta que yo te lo diga

Taehyung le replicó al pelirosa acomodando el gorrito sobre su cabeza. Este tenía puesto uno negro junto a una pequeña cinta que sostenía y mantenía sus orejitas ocultas dentro del gorrito.

— ¿Bien? —. Ahora bajó un poco más el gran buzo que llevaba puesto buscando ocultar mejor su colita.

Jungkook asintió cabizbajo sin emitir palabra. Estaban frente a la casa de los padres de su hyung que huele rico, este traía maletas, y por supuesto, los restos de Señor Amoroso.

El pelirosa se sentía mal por aquello, pero aún más por el hecho de haberse despedido de su hyung que no huele rico. Los dos días anteriores los mayores se habían dedicado a llevar cosas al run-run  de mudanza mientras él observaba todo metidito en la mochila de Taehyung para no molestar. La mayoría de cosas eran de Jimin, así que lo único que Kim traía eran sus maletas y un par de cosas más, por lo que era la primera vez que conocería el lugar dónde él se crió. Sentía que podría ser más cercano a su hyung, pero eso no evitaba que extrañara a Park.

Taehyung abrió la puerta sin molestarse en tocar el timbre, después de todo esa fue su casa durante toda su adolescencia, aún se se sentía parte de ella. Y al entrar junto a su menor, percibió a su madre echada en el sofá viendo televisión.

— Uh, ¡Yong gun! ¡Tu hijo está aquí!— La mujer se incorporó acercándose a Taehyung. Bajando los ojos curiosamente al ver cierto chico mirando los cuadros en la pared. — ¿Él es...? —.

— Jungkook, es el que te dije por llamada, no tiene donde quedarse, no sé cómo explicarte pero es culpa mía que sea así, y ahora ambos necesitamos un lugar... —. Taehyung tomó el bracito del menor para acercarlo y lo posicionó frente a su madre. — Les va a sonar muy extraño pero, no es exactamente muy humano... —.

— ¿Qué? —. Su madre los miró extrañada, escuchando como su esposo bajaba las escaleras del segundo piso hasta llegar hacia ellos.

— ¡Taehyungie! —. El hombre golpeó su brazo sin mucha fuerza. — ¿Jimin ya se cansó de mantenerte? —. Bromeó terminando por abrazarlo. — Oh, ¿Y este? —. Miró al más bajo aferrado ahora a su brazo tímidamente.

— Es lo que dije, Jimin se mudará con su novio, yo estoy desempleado, y ahora estoy básicamente a cargo de este chico —. Se explicó alzando una mano hacia el rostro del conejito para precionar sus mejillas. — Y cómo le estaba diciendo a Mamá, él no es humano —.

— Tú... —. Yong gun entrecerró los ojos escaneando a su hijo con la mirada. — ¿Te drogaste Taehyung? —.

— ¡No! —. El castaño retiró el gorrito al pelirosa junto a la cinta. Dejando que sus orejitas fueran expuestas frente a los ojos de sus padres. — Y no estoy mintiendo, así que lo que ven no es mentira —.

— Para mí que sí se fumó algo —. Musitó su madre volviendo a tomar asiento en el sofá. Su esposo la acompañó.

— ¿Q-Qué? —. Taehyung miró al menor para asegurarse de no estar loco. — ¿Acaso no ven...? —.

— ¿Sus orejas? Sí, están allí, ¿Es algún tipo de fetiche? ¿Te hiciste gay verdad?

— ¡No! —. Ante la repentina exclamación, Jungkook bajó sus orejitas algo asustado. Los padres de Kim abrieron los ojos con sorpresa. — ¿Ven? Son reales, también tiene una colita y puede cambiar de forma... Pero es mejor que se los muestre en otro momento—.

— ¡K-Kim Taehyung! ¡¿Trajiste a una criatura infernal a nuestra casa?! —. La señora Kim lo señaló algo enfadada. Inevitablemente poniéndose pálida al ver que de otro susto el pelirosa dio un salto cambiando de forma, posteriormente intentando meterse dentro de la camiseta del castaño desesperadamente.

¡Abra Cadabra! ¡Pata de... conejo? - 『Taekook』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora