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— Este lugar me da miedo hyung

Jungkook musitó mirando todo con horror. Caminando acompañado de sus mayores y tomado de la mano de su hyung que huele rico.

— Quiero volveeeeer —. Se quejó entre pucheros. Fue ignorado por todos.

Estaban caminando por una estrecha calle en la cuál vendían miles de cosas que todos desconocían. Taehyung se estaba guiando al fondo de todo, a una pequeña tienda morada y casi aislada. Sintiendo como su conejito presionaba su mano con algo de fuerza como si estuviese temeroso. Kim estaba seguro de que algo le ocultaba.

— Hyuuung

—  ¡Basta! ¡Ya te dije que no volveremos mocoso! —. El castaño exclamó molesto. En lo que el conejito intentaba detenerse de caminar y jalaba al mayor dando fuertes pisotones. — ¡Dije basta cosa! —.

Al voltearse al velo, Kim no pudo evitar mirarlo con preocupación al verlo cabizbajo. Inmediatamente se arrepintió por haberle levantado la voz.

— L-Lo siento —. Aprovechando que Park y su novio estaban embobados viendo las tiendas, se acercó al menor inclindose hacia él. Observando como este con su mirada puesta en sus piecitos mordía sus labiesitos nerviosamente, y rascaba uno de sus ojitos con su mano libre. — Kookie, díme que sucede —.

Acarició su manito suavemente, descansando su otra mano en su cintura y acercandolo un poquito más buscando que este lo mirara.

— ¿B-Bebé? —. Y ante el tierno llamado, Jungkook lo miró ruborizado. Terminando por pasar sus bracitos tras su nuca y abrazarlo fuertemente. — No quieres ir... ¿verdad? —.

Taehyung recorrió su cintura correspondiendo a su abrazo. Oyendo los pequenos suspiros y ronroneos que su conejito emitía oculto en su cuello.

— Entiéndeme precioso, no te conozco de nada, y tienes esta forma porque te hechizé o algo así, aún sí quisieras quedarte conmigo, tenemos que buscar una alternativa, es muy peligroso que te quedes así —. Acarició su espalda reconfortado a su menor. No quería que se echase a llorar, aún cuando no comprendía sus razones. — Y, sí realmente quieres quedarte tienes qué comenzar por confiar en mí —.

Le dijo con algo de seriedad para que este tomara en cuenta sus palabras.

Jungkook aspiró el embriagante dulzor del aroma de su hyung que huele rico, buscando recolectar fuerzas para lo que quería decirle. Su olorciro a frutillas y chocolate mezclado con coco del shampoo de su cabello lo llenaban de un gran confort. Taehyung era su lugar seguro.

Era como estar en casa...

¿En casa?

— ¿P-Podemos hablar? —. Su menor indagó tímidamente, abriendo sus ojitos a pesar de aún encontrarse oculto. — ¿Podemos hablar tú con mí, Hyung? —.

— Por supuesto Koo —. Buscando a su amigo con la mirada, el castaño le hizo una señal a Park para hacerle saber que se tomaría un momento para hablar con el conejito. Quien aún tomadito de su mano, fue guiado por el mayor hasta un banco en un pequeño parque a poco kilómetros del bazar.

Allí, Kim tomó asiento, palmeando a su lado para que este hiciera lo mismo, pero en su lugar, Jungkook se mantuvo de pie removiendose ansioso y rozando intencionalmente su pierna con la rodilla del mayor. Talvez tendría suerte y el castaño captaría que su conejito quería sentarse en su regazo.

— Está bien, siéntate —. Sin intención de negarse dejó que el menor se sentara en sus piernas jugando con sus deditos tímidamente. Se veía indeciso. Taehyung solo dejó qué él se tomara su tiempo, en lo que recorría su cintura hasta entrelazar sus manos de un lado y descansar su mentón en su hombro.

¡Abra Cadabra! ¡Pata de... conejo? - 『Taekook』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora