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   Llevaba un cuarto de hora caminando por entre la neblina sin saber con exactitud hacia dónde se dirigía.

   Cumplió con lo dicho y no vió hacia atrás por sí eso pudiese cambiar o perjudicar algo, pero se sentía algo estúpido, solo avanzaba sin ver por dónde esperando que algún portal mágico apareciese en algún lado. Nada de eso sucedió.

   ¿Qué hora eran ya? Realmente había asumido lo que pudo haber llevado caminando, pero no vió su móvil ni por un segundo, ¿No sería eso peligroso? Tomó un bocado de aire buscado calmar la ansiedad que lo calcomía. ¿Su madre habría despertado ya? Lo mataría en cuánto regresara.

   De repente, su disociación fue interrumpida por el cálido sonido de risas infantiles cerca suyo. Alzó su mirada en confusión, fue entonces que observó el cielo despejandose en un hermoso azul claro de la mañana junto a un deslumbrante sol que se colaba por entre las nubes. A lo lejos, un pequeño parque entre la arboleda dónde apenas sí visualizaba a niños que correteaban y jugaban entre si. ¿Había llegado?

   Avanzó con cuidado, pronto caminaba por el césped antes de llegar a la primera calle que se atravesaba. Estando cerca del parque, notó entonces a las mujeres madres de los pequeños que charlaban animadamente entre ellas, todas visitiendo con largos y coloridos vestidos muy apropiados a una época de la que Taehyung jamás hubiese vivido. Era cierto, sí Jungkook era de allí no se encontraban en el mismo año.

   Tomó distancia ante la mirada de un pequeño niño que acomodaba su saco y sacudía sus zapatos formales sobre la arena. Sus ojitos lo escanearon de pies a cabeza, Taehyung tragó saliva apurando el paso. No era seguro, recordó las palabras de la mujer del libro.

   Se alejó de allí, su paso apurado casi trotando por la larga calle que llevaba a la ciudad a pocos metros de él. Se sentía algo mareado, perdido, tenía que enfocarse pero todo a su al rededor se nublaba por momentos.

   ¿Qué hora era?

   Tanteó su bolsillo, no encontraba su móvil, ¿Dónde lo había puesto?

   Pronto se vió recorriendo por la vereda observando las casas y tiendas con decoraciones estúpidamente anticuadas. Chocó con algunas personas, oyó quejas y sintió miradas de su al rededor, pero aún así, no pudo ver el rostro de ningúno con exactitud.

   Sus ojos ardían, los frotó antes de continuar buscando a su chico con la mirada.

   — J-Jungkookie... —Musitó bajando la velocidad de sus pasos. Su cuerpo se sentía cansado, sus piernas pesadas, su cabeza dolía. Todo a sus ojos brillaba y lo encandilaba, se sentía como en un sueño, talvez lo era.

   Visualizó una escalera frente suyo, se tomó del barandal frotando su rostro con su mano libre. ¿Qué le sucedía? Su cabeza daba vueltas, debió tomar asiento en los peldaños, vió siluetas detenerse en la vereda observándolo.

   « ¿Te encuentras bien? » Y una suave voz junto a una mano en su hombro. Apenas sí alzó su mirada buscando ver.

  — ¿Bunny? —Indagó.

   Tan pronto lo hizo se sintió desvanecer.















































   — D-Despertaste... ¿Se encuentra bien?

   Sus ojos se abrieron con lentitud y pesadez. Observó el foco de luz con tenue iluminación amarillenta, luego paseó por el techo comenzando a bajar por lo que parecía ser una amplia habitación de paredes floreadas. Luego, su vista fue interpuesta por un jóven de cabello castaño y ondulado que lo veía con preocupación.

¡Abra Cadabra! ¡Pata de... conejo? - 『Taekook』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora