Capítulo 4

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Estaba con sus amigos cuándo decidí acercarme a él 1 minuto antes de que sonara la campana de clases. Esa mañana iba vestido con un pantalón azul tejano, con su preciosa sudadera, esa sudadera que me encanta cómo le queda, la cual ya le dije que sería mía. Sigilosamente me acerqué a él y lo abracé por detrás mientras mis amigas me gritaban que lo besara delante de ellas. Me giré hacia ellas y las mandé callar con vergüenza a lo que pudieran pensar los demás.

David extrañado se gira hacia mi y me da un apasionado beso. Un beso que me hace recordar al primer beso que tuvimos hace un par de días. Un beso que repetiría todos los días de mi vida con él.

Llega hora de irnos a clase, y mi alegría de poder estar con él a todas horas me hace sentirme súper feliz. Cada vez que lo veo siento que mi corazón se para un milisegundo, un fallo en mi estómago que se puede llamar maripositas, es verlo y ganas de lanzarme a sus acogedores brazos que contornean mi cintura mientras sus labios y los míos se juntan gritando un “Te amo” en silencio.

-Esta es la profesora de matemáticas, es muy maja, seguro que te la ganas en poco tiempo.-

-Tan rápido como a ti?-

Esas palabras hicieron que entre nosotros hubiera un silencio. Un silencio profundo que hizo que se contagiara a mis compañeros. Valentina se giró hacia mi con una cara rancia, si, definitivamente odia como yo las mates. De hecho me gustaría sentarme con él en clases, pero no puedo dejar de lado a mis mejores amigas. No me gustaría perderlas, una de las normas que pusimos en nuestro club de amigas es no pelearse ni alejarse por un chico jamás. Aunque ellas no entiendan aún demasiado bien nuestra relación ya que piensan que fue todo muy rápido. Pienso lo mismo, pero contra el amor no se puede luchar.

Pasadas las clases de mates, lengua castellana y naturales, por fín llega la hora de patio, recogí mis cosas de clase y cogí el almuerzo, saliendo de clases oigo que alguien me llama con tono bajo.

Esa vocecita dulce y a la vez grave hizo que me girara hacia atrás. No me lo podía creer, era él… Erik. No me dio tiempo a preguntarle qué quería. Se me echó a mis brazos y abrazándome fuerte y llorando me susurraba en el oído:

Lo siento, me he equivocado y te necesito, de verdad no fue lo que quería, yo te necesito Leila y sin ti no puedo vivir.

Esas palabras me dejaron chocada, pero no puedo negar que también tenía ganas de abrazarlo y que ese abrazo aunque me dejara sin palabras. Siento algo en mi interior que quiere salir, así que acepto su abrazo y se lo devuelvo. Seguido de ese abrazo le pregunté:

-Pero qué te pasa Erik?, me estas preocupando, estas bien?- le susurré.

-No, necesito hablar urgente contigo, Leila.- Decía llorando.

Después de su respuesta lo cogí por el brazo y lo llevé hasta el patio de arriba en el que me esperaba mi novio y sus amigos. Salimos por la puerta, 2 minutos más tarde que ellos. David me miraba raro, lo último que quería es perderme. Así que no tuve más remedio que ir hacia donde él se encontraba, y se lo expliqué. Erik tenía miedo a acercarse a él pero yo le obligué a venir. Si tengo que hablar con él que sea sin secretos hacia David.

- (beso) Amor me tendrás que perdonar, pero Erik necesita hablar conmigo, algo le pasa y como buena amiga quiero saber qué le pasa así que nos vemos al final del patio vale?- me despedí con otro beso.

-Vale mi vida, te veo luego, te quiero.

Volví hacia Erik y me lo llevé hacia la otra punta del patio, donde pudiéramos hablar más tranquilos, un lugar donde poder estar solos. Nos sentamos y después de una pausa de 5 minutos a Erik le caen por sus mejillas 2 lágrimas, esas lágrimas me hacían dudar de si hablarle yo primero o simplemente actuar. Así que me decidí a darle un gran abrazo y preguntarle otra vez que era lo que le atormentaba tanto para ponerse a llorar. Entonces él respondió:

“Mira, no sé si estoy a tiempo. Pero te necesito, te necesito como aire para respirar, te necesito como un bebé recién nacido a su madre, te necesito como forma de vida. No paro de pensarte noche y día. Tu ausencia a mi lado me provoca soledad, tu presencia me provoca unas ganas de tenerte para siempre que son incontrolables. Sueño tener mis labios a un centímetro de los míos, necesito amarte, abrazarte y estar contigo todos los días de mi vida. Cada vez que oigo tu nombre se me ponen las mejillas enrojecidas, y cada vez que veo un beso o alguna caricia con tu novio me pongo celoso y triste. Tú eres para mí, y cuando me quisiste no lo supe valorar, eres mi vida y mi motivo a seguir adelante Leila, no me dejes por favor, necesito tu perfume en mis fosas nasales y tu hermoso cabello rozándome la cara. Eres perfecta y sin duda lo mejor que ha llegado a mi vida.”

Mi boca se abrió completamente, me quedé descompuesta, de una forma en la que no podía controlarme, esa frase me ha encantado. No puedo negar que mi corazón aún siente algo por él, pero esas palabras me han hecho que algo despierte en mí. Un ardor en la lengua me entró y no podía hablar casi. Así que dejé que el silencio me dijera alguna señal. Miré hacia un lado y hacia el otro, no había nadie, absolutamente nadie. Lo ví tan mal y tan triste esperando mi respuesta que me dio pena. Mis labios fueron conducidos a su boca, no podía controlar ese momento, un beso intenso, un beso dulce dado con amor y con ganas de más. 15 segundos pasados besándonos pasaron, y no me podía separar, había algo que me decía que no parara y mi mente me decía que lo que estaba haciendo no estaba bien. Me decidí separarme de su boca. Y unas palabras dichas desde el corazón me salieron.

- No sé qué decirte Erik, son preciosas esas palabras y si te digo algo aún hay algo que late por ti, pero quiero a mi novio. Lo quiero muchísimo más de lo que todos piensan, pero no puedo olvidarme de ti, me he visto obligada a besarte porque tus labios son como un imán, un precioso y enamorador corazón que ha hecho que hoy me quede contenta. Haces que sonría, y agradezco todas estas palabras pero necesito tiempo. Para pensar en ti y en mi. Y sobretodo en mi y en mi novio.

Le di otro beso, que hizo que volviéramos a interrumpir ese silencio, hizo que esa respuesta fuera clara. Solté sus manos de mi cintura, y separé mis labios de sus labios. Y le dije que hablaríamos luego por Whatsapp. Me largué corriendo con una gran sonrisa y me fui donde estaba mi novio.
Intenté disimular lo que había pasado allí. Lo cogí de la mano y nos fuimos a clases otra vez. Estoy hecha un lío. No sé qué hacer, por una parte amo a mi novio, pero por otra parte siento algo aún por Erik.

"Recuerdos del ayer pasados"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora