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Es cuestión de honor cuando un hombre defiende a una mujer. Al final del día, es la manera de ganar su corazón... o de perderlo.

30 de Abril de 1815.

Genevive caminó lentamente fuera de la pista de baile, esperando que el Duque de Sussex la siguiera; cosa que no hizo porque una manada de madres con sus hijas, lo encerraron en unos pocos segundos. Ella rio fuertemente y siguió su camino hacia la terraza, tomando una copa de vino de un lacayo que pasaba ofreciéndolas. Susurró un "gracias" y continuó caminando.

No pudo evitar darle una mirada al lacayo, que también la estaba mirando. Genevive solía hacerse muy amiga de los lacayos, y todos los lacayos solían enamorarse de ella siempre.

Sin excepción alguna.

Salió a la primer terraza que vio, esperando tener soledad, sintiéndose la dama más hermosa de todo el baile e intentando pensar en el Duque de Sussex en lugar de en Benedict.

- ¿Por qué soy tan estúpida?

Se preguntó en un susurro luego del primer sorbo de vino. Cada vez que la sonrisa del Duque venía a su mente, la de Benedict venía detrás gritando "yo soy mejor". Y cada vez que pensaba en los ojos del Duque, los ojos hermosos de Benedict hacían su aparición. Con su brillo tan particular. Sin hablar de lo que sentía que cada vez que pensaba en los labios del Duque, que era completamente imposible de comparar con lo que sentía cuando pensaba en los labios de Benedict... o en su beso.

- No es estúpida, señorita Olland.

Reprimió una respiración profunda y volteó rápidamente, casi volcando un poco de vino.

- Benedict - comentó, con un nudo en la garganta, dejando su copa de vino sobre una mesa de jardin que había ahí.

- Genevive - saludó él.

Ambos se miraron unos cuantos segundos, sin tener idea que se pensaron toda la semana mutuamente. Tratando de evitar encontrar belleza en sus facciones; queriendo no tener más cosas en las que pensar mañana.

- Te he extrañado - murmuró ella, como siempre, siendo incapaz de no decir lo que piensa.

- ¿En serio?

Geni asintió y el se acercó solo un paso.

- Se me hace imposible dejar de pensar en ti - dijo Genevive mirándolo a los ojos, como siempre.

- Genevive, detente.

- ¿Por qué?

Estaba completamente harta de tener que fingir. Harta de recibir hombres en su casa y hablar con ellos cuando no era eso lo que deseaba. Harta de guardar sus sentimientos y solo poder hablarlos con su hermana mayor - quien por supuesto le dijo que dejara de agobiar su cabeza con ese estúpido Bridgerton que seguramente no sabe lo que quiere aún-. Harta de no decirle a Benedict lo que le pasaba. Harta de no poder besarlo cada vez que ella quería.

- ¡¿Por qué todo el tiempo tengo que fingir todo esto?!

Benedict, mientras ella levantaba la voz, se acercó a cerrar las puertas de la terraza. Era posible que si alguien los veía, Jhon los arrastraría directamente al altar; y eso sería lo único correcto de hacer, y no iba a condenar a Genevive de esa manera, no así.

Tampoco permitiría que personas que no son él, oigan a Genevive estallar en sentimientos.

- ¿Fingir qué, Geni? - preguntó él, apoyando su espalda en las puertas.

- Fingir que me agradan todos, que me encanta tener tantos pretendientes - hizo un gesto desagradable - Fingir qu me encanta cada vez que un hombre me halaga - se acercó unos cuantos pasos a él, mientras lo miraba a los ojos - Cuando el único hombre que realmente quiero que me halague... eres tú.

Flawless.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora