11.

600 50 0
                                    

"Aunque esta semana haya transcurrido sin escándalos y sin visitas de parte de mi pareja favorita: Ginebra Olland y el Vizconde Bridgerton; ya saben lo que dicen, ¡Hay que esperar, incluso cuando no sabes qué estás esperando! Aunque yo, sinceramente, espero que el baile en la casa Bridgerton traiga muchos chismes... y.. ¿Quizás alguna propuesta?... o... ¿Quizás alguien será visto en alguna situación comprometedora? Se los dejaré saber detalladamente en el boletín de mañana, ¡Crucen los dedos, queridos lectores!

REVISTA DE SOCIEDAD LADY WHISTLEDOWN.

23 de Abril de 1814"

— Lo sé, su excelencia — sonrió Ginebra al hombre sentado junto a ella, mientras echaba una mirada a su hermana menor, con el Duque de Sussex, en la otra esquina del salón.

— Oh, Ginebra, le ruego me llame por mi nombre — sonrió el Duque de Kent, sosteniendo la mano de ella.

La mayor de las Olland sonrió un poco por el toque tan inesperado. No le molestaba, y en algún punto, le agradaba... La presencia del duque de Kent - o "Alec" diminutivo de Alexander (como él le pedía que lo llame) - era sin duda alguna encantadora... pero algo faltaba. 

No sabía exactamente qué era.

Anthony y su presencia pasaban por su mente, ¿Por qué no se había presentado en su casa, aunque sea para ver a John, por una semana entera?, ¿Acaso ella lo había espantado con su desesperado llanto el fin de semana anterior?

¿Acaso Anthony no era el hombre que ella pensaba que era?

Mientras Ginebra se agobiaba con preguntas que no tendrían respuesta a menos que hablara con Anthony Bridgerton, Geni, al otro lado de la sala oía con muy poca atención lo que el Duque de Sussex le contaba sobre su familia allá en Sussex.

Geni solo pensaba en Benedict. Se había cumplido ya una semana de la última vez que lo vio, y luego de eso, todos sus pretendientes vinieron a merendar cada tarde. Pero el Duque de Sussex era quien más tardaba en irse... y en toda la semana, no hubo rastro de Benedict Bridgerton en la casa Olland. 

Miró a su hermana por un segundo y recordó que tampoco hubo rastro alguno de Anthony.

Lo único que oía de los hermanos Bridgerton era en la cena, cuando John les contaba a sus hermanas cuan ebrios estaban los dos aquella tarde o la noche anterior. Geni suspiró y miró los ojos del Duque de Sussex, tratando de encontrar... algo. 

¿Qué cosa? 

No lo sabía. 

Algo.

Algo parecido al brillo de los ojos de Benedict, o las arrugas que se formaban junto a sus ojos cuando sonreía... algo parecido a su calor o a las ganas de besarlo que aparecían de repente cuando él se acercaba. Algo parecido al aroma dulce que sentía cuando él pasaba por su lado. Solo... algo.

— ¿Y usted, señorita Olland? Realmente creo no saber nada de usted.

— Oh... — sonrió Geni — No soy una persona muy charlatana realmente, su excelencia.

Mintió.

— ¿Qué le gusta hacer, cuando debe esperar algo o a alguien?

Flawless.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora