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" El inesperado viaje de la Señorita Olland hacia Coventry, nos ha tomado a todos por sorpresa; mucho más cuando la temporada está en sus últimas instancias y cuando su hermana va a casarse tan pronto!, ¡Vuelva ahora mismo, señorita Olland!

23 de Mayo de 1814"

El sol apenas comenzaba a salir y aunque el corazón de Benedict latió con fuerza cuando oyó la llegada de Ginebra y de Jhon esa noche a la madrugada y sintió completa tranquilidad cuando oyó sus puertas cerrarse, nada lo ayudó a dormir. Era ella.

Era Genevive, y siempre lo había sido.

Llehó a una conclusión en todas las horas que estuvo pensando... Benedict Bridgerton, podría ser muy inteligente; pero nunca fue más rápido que Anthony Bridgerton. Siempre había admirado a su hermano mayor, que era mejor que él en muchos sentidos... y quedó demostrado que también era mucho mejor que él en problemas del corazón. Anthony se había dado cuenta que Ginebra era la indicada para él mucho antes de que Benedict se diera cuenta de que Genevive lo era para él.

Pero ahora podía entenderlo, entendía completa y totalmente a su hermano. Mirar dormir a la primera mujer con la que sintió algo más, era... casi espiritual, podría haber dicho.

Solo pudo mirar a su amada por horas, toda la noche. Imaginando su vida juntos, no pudo evitar tener mejillas entumecidas de tanto sonreír por lo vívidas que eran esas imágenes.

Casi no importaba que el sol esté saliendo y que quizás en algunas horas William estaría en su puerta esperándola con flores, ya no importaba que la noche anterior había besado a otro hombre, siquiera importaba la paliza que le daría Jhon si lo encontraba desnudo en la cama con Genevive... ella era suya. De él. 

Y él... bueno, él le pertenecía completamente a Genevive Olland. Por el resto de sus días.

La vio moverse mientras le daba la espalda y junto con una sonrisa y envolviéndola con su brazo por los hombros, murmuró:

— Buen día.

Genevive Olland sonrió mientras despertaba suavemente. Volteó su rostro y lo vio con rayos de sol en su cara... no había nada más que hacer. Solo mirarlo. Él tenía su brazo sobre su espalda desnuda y una sonrisa enorme. Era increíble como ese hombre podía ser incluso más hermoso que el día anterior.

— Buen día — respondió estirándose.

El cuerpo de Benedict volvió a vibrar, y una insaciable necesidad de tocarla lo invadió. Por primera vez, no luchó contra esa salvaje y primitiva necesidad de tener sus manos sobre ella, y apoyando suavemente una mano en su mejilla, la besó por algunos segundos.

— ¿Cómo te sientes? — preguntó acomodando su rostro muy cerca del de ella — ¿Dormiste bien?

Geni se perdió un segundo en sus ojos verdes, pero respiró profundo y bajó su mirada.

— Bien, sí — sonrió ella.

Benedict esperaba algo más. Conocía bien a Genevive Olland, jamás se guardaba lo que sentía... quizás esperaba un "Enamorada" o algo cursi que lo haga sonreír y querer besarla nuevamente. Pero en cambio recibió un "Bien, sí".

— Sí que es bueno despertar así.

— Lo sé — respondió ella, sin mirarlo a los ojos — Fue una linda noche, Benedict.

La sonrisa del Bridgerton se esfumó y un horrible sentimiento que lo recorrió de pies a cabeza invadió su cuerpo. Algo pasaba con ella... y eso le aterraba.

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