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"Se ha visto a A, B y C Bridgerton pasear desde la casa Olland hasta la casa Bridgerton, con el Duque de Coventry y sus hermanas... esta autora solo puede preguntarse, ¿Está alguno de los Bridgerton cortejando a alguna de las hermanitas de su gran amigo?

REVISTA DE SOCIEDAD LADY WHISTLEDOWN.

15 de Abril de 1814"

Todos salieron juntos hacia la casa Bridgerton. Esta vez ninguna de las doncellas acompañaba a las hermanas Olland, ya que iban perfectamente acompañadas por su hermano mayor y por los señores Bridgerton... y la verdad era que ambas Olland sentían que su hermano actuaba extraño cuando sus doncellas estaban cerca.

Ginebra se cambió de vestido por uno menos formal y más cómodo, y Anthony se dijo a sí mismo que dejara de mirar su vestido azul oscuro, que mostraba por completo sus hombros y que hacía que su piel blanca resaltase intensamente.

Salieron primero Genevive, después Ginebra, seguida por Colin, luego Benedict, Anthony y por último John. Quien quiera que los viera podía jurar que uno era más hermoso que el otro.

Los hermanos Olland eran increíblemente guapos, Jhon con su cabello castaño oscuro; con sus ojos marrones que irradiaban ese terrible brillo y con su sonrisa, era capaz de conquistar a cualquier mujer. Sus hombros firmes y su físico totalmente tonificado dejaba a más de una damita con las mejillas rosadas... y todo aquello, sin hablar de su título ni su fortuna. 

Era un Duque, tenía labios finos, el cabello suavemente ondulado... y sacaba suspiros a todas las damas a las que miraba.

Ginebra con su cabello negrísimo, sus labios siempre rosados y sus rasgos tan finos... reflejaba pura elegancia. Con su gran cerebro, su irónico e inteligente sentido del humor dejaba en claro que era ingeniosa, y con sus ojos oscuros enormes siempre mirando curiosa e intensamente todo, demostraba superioridad intelectual hacia cualquier persona. 

Pero nadie podía negar que su mirada tenía un tono de bondad, amabilidad y empatía que ninguna otra tenía... y cierto Bridgerton podría resaltar que cuando hablaba de cerca y con una sonrisa -por más sarcástica que sea cuando hablaba con él-, se iluminaba el lugar.

Y Genevive... era Genevive. Brillaba por donde fuera que la vieran. Aunque era la más pequeña de los tres, siempre les ganó en belleza, y sus hermanos mayores lo asumían con orgullo. Con su cabello rubio siempre brillante y sus ojos verdes que iluminarían una ciudad entera, Genevive Olland podría ser la mujer más hermosa y con más pretendientes de Londres si se lo propusiera... y podría llevar a la ruina a cualquier hombre, si así lo deseaba.

Muy poco se puede decir de los hermanos Bridgerton que todo el mundo no sepa ya. A, B y C eran ridículamente parecidos -incluso más que entre sus otros hermanos y hermanas-, pero a los ojos de las Olland, eran muy diferentes.

Anthony era el mayor, la edad se notaba en su mente, pero no en su cuerpo. A los treinta años aún seguía teniendo ese físico que tanto lo caracterizaba a sus diez y ocho años... quizás lucía todavía mejor que en su juventud, la experiencia le daba una mirada que emanaba respeto. Además, su presencia era siempre imponente y plagada de poder. Mirarlo pasar era un placer.

Benedict, quien era el más alto, poseía los ojos más encantadores que nadie había visto. Era capaz de hipnotizar a cualquier persona que él se propusiera, para cualquier fin que él deseara. Sus ojos eran su arma. Siempre despreocupado y despeinado, era duro y parecía fornido, pero de ninguna manera tanto como Anthony. Tenía un tinte de misterio y siempre sonreía; a los ojos de Genevive, era muy claro que no se parecía en nada a Anthony.

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