Cuando muerdas la manzana - *COMPLETA* ☑️

25

Bianca

Después de la noticia de Peter estaba tan feliz que incluso me apetecía salir a cenar con Tim y Ellen. Jens había protestado un buen rato, mientras yo rebuscaba en mi armario algo que ponerme, él se había tumbado en mi cama y jugó con Chewbacca mientras se quejaba. Acabé echándole a empujones, porque me estaba poniendo de los nervios.

―¡Te estás alegrando porque otra tía trata de ligar con tu novio, rarita! ―me dijo, mientras le sacaba de allí con una risa.

Era verdad que quizá seguía sin ser la situación perfecta, pero, al menos, el tío del que estaba enamorada no era mi hermano. ¡Y eso había que celebrarlo! Así que acabé eligiendo un vestido que tampoco había usado nunca que mi madre me había regalado y fui a ducharme emocionada.

Jens se coló en el baño mientras yo estaba bajo el agua caliente y me tapé como pude con la cortina de ducha.

―¡¿Qué te crees que haces?! ―le grité.

―Me preguntaba si podría convencerte para no salir... ―Me sonrió tentador.

―¡No! ¡Largo de mi baño, idiota!

Apunté la alcachofa un momento hacia él, que se apartó con una risa.

―Vas a ponerlo todo perdido, tonta ―me regañó, sujetando mi muñeca para que apuntase para dentro otra vez, mientras yo trataba de taparme aún con la otra mano―. Quiero celebrar que no somos hermanos, ¿sabes? ―murmuró, besándome con intensidad.

Me olvidé de todo: la desnudez, la ducha y el agua y me abracé a él, que me sacó de la bañera sin ninguna dificultad y pegó todo mi cuerpo desnudo a su pijama. Hasta que no redujo la intensidad del beso, no me di cuenta de que le estaba rodeando con las piernas y que él tenía las manos en mi culo desnudo.

―Podemos celebrarlo cenando y tomándonos algo, Jens. Quiero salir ―me quejé con un puchero, justo cuando alguien llamaba a la puerta del baño.

―¿No queda gel abajo, Bianca, puedes dejarme el de aquí? ―preguntó Morgan, golpeando la puerta de nuevo.

―Sí, sí, voy...

―Ya entro yo para que no tengas que salir de la ducha...

Jens reaccionó antes que yo y nos metió a los dos en la bañera. Yo miré el pomo girando casi a cámara lenta, como en una película de terror, mientras Jens cerraba también la cortina y me daba el jabón.

―Toma, Morgan. ―Saqué el gel fuera, sujetando la cortina para que no pudiera ver a su hermano.

―¡Gracias, hermana!

Lo cogió y salió cerrando la puerta tras de sí. Me asomé fuera de la cortina para comprobar que volvíamos a estar solos, mientras me preguntaba cuál de los dos no sería su hermano realmente. Se me pasó enseguida, lo que tardé en girarme hacia Jens, que escupía el agua que no dejaba de caerle encima. Se me escapó una carcajada.

―Estás perfecto, pareces una fuente ―me metí con él.

Se quitó la camiseta y los pantalones y los tiró sobre el lavabo desde allí. Yo volví a tirar de la cortina para cubrirme, tragando saliva con dificultad. ¿Qué hacía? ¡Iban a pillarnos!

―Tú sí que estás perfecta... Siempre. Iré a esa cena contigo, Bianca, pero ni se te ocurra hacer planes para el próximo fin de semana, porque pienso pasar mi cumpleaños contigo, solo contigo, y muy lejos de aquí.

Lo dijo como si fuera una amenaza, pero yo solo pude sonreír mientras le veía salir de la bañera y envolverse una toalla a la cintura. Pensé que se iba a ir con ese cabreo suyo, pero sujetó mi cintura de pronto y me dio un beso muy rápido, antes de irse con un gesto de fingido enfado.