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Bianca

No me atreví a encender el móvil hasta el domingo por la noche. Me quedé repasando matemáticas con los apuntes que me descargué de internet en el ordenador de Gwen. Ellos se habían ido a dormir rato atrás, con los niños. Y cuando la sala se quedó sola y silenciosa, no aguanté más sin mirar el móvil.

Echaba tanto de menos a Jens que no era capaz de concentrarme y estaba preocupada por él. ¿Y si su padre le mandaba igualmente a un internado? ¿Y si le hacía algo? ¿Cómo estaría?

Al final caí en la tentación y lo encendí. Tenía un montón de llamadas y mensajes de Tim y Ellen, así que los respondí primero. Luego busqué los de Jens. Era el que más veces me había llamado, sin embargo, solo tenía un mensaje suyo. Y casi me sentí decepcionada porque no me hubiera escrito más.

Jens: ¿Cómo estás, mi vida?

Se me llenaron los ojos de lágrimas al leerlo. ¿Por qué me hablaba como si no hubiera pasado nada? Tragué saliva con dificultad y escribí una respuesta quinientas veces y la volví a borrar. ¿Qué tenía que decirle? Al final opté por la simpleza.

Bianca: Acostumbrándome. ¿Y tú?

Pensé que no me respondería. Era tarde, debía estar durmiendo ya. Así que me centré de nuevo en los apuntes, lo conseguí durante el medio minuto que tardó en pitarme el móvil. Una emoción muy boba me apretó el estómago y mientras volvía a coger el teléfono, me dije que era más probable que fuese Ellen o Tim. Sin embargo, era Jens, me había mandado una imagen.

La descargué mordiéndome el labio, nerviosa. No pude evitar reírme al ver el libro de historia. Debía estar estudiando también. No íbamos juntos a matemáticas, así que a él le quedaba solo un examen para acabar, el del jueves. La idea de que nos tendríamos que ver en clase me apretó el estómago.

¿Cómo iba a estar a su lado y no ceder? ¿Cómo aguantaría sin uno de esos abrazos tan especiales? Ni siquiera ahora quería dejar de hablar con él. Lo más coherente habría sido dejar ahí la conversación, pero no pude.

Bianca: ¿Cómo lo llevas?

Jens: Bien. Además, creo que le caigo bien a la profesora, seguro que me sube la nota.

No pude evitar reírme un poco. Peter también bromeó esa tarde, cuando le pregunté una duda a Gwen, con que podía aprobar sin ir al examen. Ella le miró fatal y aseguró que no hacía trampas.

Bianca: Seguro que eso funciona con Peter, pero no con Gwen.

Traté de centrarme de nuevo en los apuntes, pero acabé revisando las fotos de mi móvil con Jens. Llegué a creer que todo siempre iría bien... Y...

Jens: Si de Peter dependiese, me suspendería todo.

No respondí en un buen rato. Quería decirle tantas cosas... Como que me perdonase por hacerle daño mientras trataba estúpidamente de defenderle... Sin embargo, no podía explicarle por qué no podíamos estar juntos, porque no lo aceptaría, así que opté por volver a cambiar de tema.

Estaba segura de que no tenía por qué importarle, pero necesitaba contarle el recién descubrimiento de mi padre, mi hermano de verdad y la carta de mi madre. Así que lo hice. Cerré el portátil y me fui a mi habitación antes de empezar y luego escribí un buen rato contándoselo todo. Jens no dijo nada, pese a que estaba leyendo cada mensaje, hasta que acabé, mandándole una foto del fragmento de la carta de mi madre donde hablaba de él.

Bianca: Sí que te conoció, después de todo.

Luego seguí hablando, antes de que él pudiera meter baza siquiera.

Cuando muerdas la manzana - *COMPLETA* ☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora