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Bianca

Golpeé el móvil varias veces contra mi mano, como si eso fuera a hacer que subiera del tres por ciento de batería que me quedaba.

―No te apagues, cacharro estúpido ―le amenacé, justo cuando pitaba una vez con un mensaje de WhatsApp.

No me dio tiempo ni siquiera a previsualizarlo, antes de que se apagase.

―¡No! ―le grité, saltando del váter donde me había sentado para escribir a mis amigos.

Golpeé la pared de madera con la cabeza un par de veces, desesperada. La mañana había sido algo parecido a un infierno y necesitaba hablar con alguien que me quisiera, pero mi estúpido móvil había decidido morirse en ese momento...

Las lágrimas me gotearon por las mejillas sin que me diese tiempo a calmarme. No era justo, nada de aquello lo era. Casi había creído al estúpido Jens cuando me había dicho todas esas mierdas de «ganar ocho hermanos».

Mi primera clase fue con él. Llegué tarde, porque tardé un rato en encontrar información y luego la propia clase. Sin embargo, cuando llegué el profesor aún no había aparecido y los alumnos estaban en pequeños grupos, de pie por un lado y otro. El único que estaba sentado era Jens.

Me alivió verlo en clase, era una cara conocida, mejor que nada... Así que fui directa a sentarme en la silla libre que tenía al lado. Pero él me miró como si fuera una mosca o un gusano y arrugando su estúpida nariz de pijo con un gesto asqueado me preguntó:

―¿Qué te crees que haces?

Una... tipa tan rubia y estúpida como él se acercó entonces. Pareció hacerle mucha gracia que yo hubiera querido sentarme con Jens. ¡Como si yo quisiera estar a su lado! Es que no conocía a nadie más...

―La nueva se cree que puede sentarse con nosotros, chicos ―comentó con sus amigos, provocando las carcajadas de todos, incluido de mi nuevo hermano...

El resto del día no fue mejor. El profesor de matemáticas me hizo presentarme delante de todos y me sentí muy observada y comentada por ir con vaqueros y sudadera en lugar de llevar uniforme como todos ellos. Ya me habían advertido en dirección de que debía llevarlo si no quería malas notas...

El caso es que tampoco supe cómo presentarme, lo que causó carcajadas también entre esos compañeros. Por suerte, aquella clase no la tenía con Jens... Aunque tampoco es que me fuese mejor sin él.

―Soy Bianca Winter ―dije, jugando con un mechón liso de mi pelo―. Y soy nueva.

Y ya está. ¿Qué iba a decir?: «mi madre ha muerto, mi padre me odia y vivo en una casa que parece territorio enemigo. Oh, mi hermano finge que no me conoce... Aunque ha sido la única persona mínimamente amable conmigo desde hace días...».

La comida siguió la misma tónica. Cogí una bandeja que llené de comida, pero la amiga rubia de Jens pasó por mi lado como por descuido y le dio un golpe que lo tiró todo al suelo. Mi querido hermano se partió de risa con ellos, así que salí de allí corriendo y me encerré en el baño. Y en él seguía, no pensaba volver a salir jamás.

Bueno, jamás mientras siguieran las clases...

-o-o-o-

Jens

No vi a Bianca tras la comida en ninguna de las clases y empecé a preocuparme. Estaba cotilleando por el pasillo, a ver si se acercaba a la taquilla tras la sirena que daba fin a las clases, cuando Harper se plantó delante de mí con los brazos en jarra.

―¡Llevo buscándote media hora! ―me regañó.

―Ah, ¿sí?

Me hice el loco, pese a que me habían avisado tres de sus amigas de que me estaba esperando. Estaba preocupado por Bianca. ¿Y si le había pasado algo? Estaba claro que era una mala idea que fuese conmigo al instituto, así no conseguiría centrarme en nada más.

Cuando muerdas la manzana - *COMPLETA* ☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora