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Bianca

Sentí sus manos en mi abdomen con suavidad, sobre el suave corpiño, y apoyé las mías encima. Aunque fue diferente, no parecía igual que antes cuando nos habíamos cogido las manos en la escalera, no sentí ese calor que me traspasaba...

―Hola, cariño. ―La voz de Tim sustituyó la de Jens en mi oído y sentí los ojos aguárseme mientras me daba la vuelta.

―¿Qué haces aquí? ―pregunté sorprendida.

Tim y Doro se iban todas las navidades a ver a sus abuelos que vivían a una hora de allí, así que llevaba una semana sin poder verlos. Me dedicó una sonrisa cuando le tuve de frente y yo traté de corresponder, aunque me temblaba el labio. Había creído que Jens... No sabía qué esperaba, pero no aquello, sin duda.

―Tu hermano nos ha traído, para darte una sorpresa. ¿Por qué lloras? ―preguntó, secándome una lágrima.

―Me alegro mucho de verte ―mentí.

Me sentía fatal por los sentimientos que tenía por Jens, lo último que quería era encontrarme a Tim de frente en ese momento. Doro y Barb, a las que no había visto hasta ese momento, aprovecharon para lanzarse encima nuestra y lo agradecí muchísimo, aunque busqué a mi hermano entre el pelo de la última.

Se había apoyado en la pared, lejos de nosotros, aunque no parecía perder detalle... Nuestras miradas se encontraron y frunció un poco el ceño al ver que yo estaba llorando. Se movió para dar un paso hacia mí, y Harper apareció de algún lado y tiró de su mano, alejándolo de mí.

Estaba claro que era lo mejor. Él tenía a Harper, yo a Tim. Y éramos hermanos. Ni siquiera debería estar considerando nada parecido. Así que centré mi vista de nuevo en Tim y me esforcé por sonreír y dejar de llorar.

―Gracias por venir, estás muy guapo. Aunque raro ―le dije, cuando logré librarme de los brazos de las otras dos.

Mi novio se había puesto traje, que no le sentaba del todo mal, pero no parecía él. Y llevaba el pelo largo recogido en una coleta baja. Sin embargo, no había hecho intento de taparse el tatuaje de la mejilla y eso sí que le hacía ser el de siempre.

Del que me enamoré. Y seguía enamorada de él. Que sintiera algo estúpido por Jens, no cambiaba lo que sentía por mi novio. Y le amaba.

―Tú sí que estás guapa. ―Tiró de mi mano para soltarme de mis amigas y pegarme a su cuerpo. No pude evitar reírme cuando me abrazó con tanta fuerza que me dejó sin aire―. Estás preciosa.

Me besuqueó los labios y yo le correspondí entre carcajadas, esforzándome por respirar. Quizá lo único que necesitaba era estar un rato con Tim, para recordar todo lo que le quería. Jens no era tan especial, solo un cuelgue tonto. Como cuando me pasé un mes llorando por la muerte de Sirius Black... Bueno, aún lloraba por Sirius si lo recordaba.

―¿Volverás a irte? ―pregunté a Tim, aferrándome a su cuello.

―Sí. Tu hermano nos va a pagar el taxi de vuelta. Es majo y se ha esforzado mucho por hacer que viniéramos para ti. ¿Cómo estás, Bianca?

―Vivo en una montaña rusa de emociones ―reconocí―. Solo llevo una semana sin verte y siento que hace un año.

―Volveremos de verdad en dos semanas más. ¿Aguantarás sin mí?

―¿Acaso tengo otra opción?

―Venirte con nosotros, pero eso depende de tu padre.

La idea me hizo fruncir ligeramente el ceño. ¿Tan mala idea era? Quizá justo lo que necesitase era alejarme de Jens. ¿Mi padre cedería?

Cuando muerdas la manzana - *COMPLETA* ☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora