Capitulo 22

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Despertó exaltada

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Despertó exaltada. Ese bebé era una pequeña criatura sin algún tipo de pecado sobre su alma.

Le había causado temor ver el arma apuntando hacia su pequeño cuerpecito. Esa mujer no tenía una madre seguramente. Y si hablábamos de ella; ¿Quién era? ¿Por qué se aparecía entre sueños cada noche sin piedad? Aunque ya se había acostumbrado a su presencia no le resultaba nada cómodo verla, más aún notar como su vientre sangraba sin piedad cada noche lo que le hacía preguntarse con constancia ¿Estaba viva o estaba muerta? ¿Sería posible que un fantasma la visitara sin haberle conocido

—¿Estará bien un poco de fruta y miel para el desayuno?— preguntó Irene mientras Somin le ayudaba a lavar los platos de la cena.

—Sí, no tengo algún tipo de antojo para mañana ahora mismo.

Mientras ella terminaba de asear la cocina, J.Seph resolvía un problema laboral en su despacho terminada la cena. Somin se preguntaba que era y además quería saber de él, tenía entendido que efectivamente a J.Seph le molestaba tener esta situación con él menos en una casa que supuestamente está embrujada según algunos testigos, aunque si era sincera no encontraba nada extraño desde que arribo hace más de cinco horas ese día, inclusive pudo quedarse dormida sin problemas antes de la cena, eso ignorando su pesadilla.

Una nueva casa, una nueva pesadilla.

No es que le diera tanto miedo como ver a un pobre bebé indefenso a punto de ser sacrificado por un espíritu cuya historia es un misterio ante su conocimiento y francamente no tenía ganas de pensar en la razón de sus sueños, sabía que era importante pero definitivamente no deseaba saber porque en todos siempre se mostraba un vientre ensangrentado... Eso le daba pánico.

Un pánico que nunca antes había sentido ni cuando veía películas de terror ganadoras de un Oscar.

—Mañana tenemos que ir con el médico al chequeo de cada mes — recordó Irene terminando su labor —No puedes olvidarlo.

—No hace falta que la acompañes está vez — se escuchó la repentina voz de Taehyung cruzar las escaleras del primer piso al segundo piso —Puedo hacerlo yo está vez. Mañana puedes tomarte el día libre.

—¿Me permite preguntar la razón, jefe?— preguntó.

—Quiero hablar detalles con mi esposa durante todo el día —explicó el sentándose sobre la silla despegada de la mesa.

—Entiendo, está bien — finalizó Irene secando sus manos —¿Alguna cosa más que desees, Somin?

—No Irene, ya puedes descansar si quieres.

—Puedes tomar otra habitación si es lo que deseas, Irene — dijo Tae.

—La que tengo está bien, gracias. Buenas noches — se despidió con un gesto con la mano.

Sensaciones peligrosas J.SODonde viven las historias. Descúbrelo ahora