El amor todo lo puede, el amor todo resuelve y es el arma para vencer cualquier cosa. Es lo que todos dicen ¿No?
Jeon Somin, una mujer responsable con cualidades buenas además de ser increíblemente bella tiene una vida tranquila acompañada de grandi...
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La señora mayor pareció estar disgustada con el pensamiento de la nuera, pero solo era la fachada.
—Bien, solo espero que traten a mi hijo como se merece— dijo antes de quitarse las gafas, el abrigo que llevaba puesto y se dirigía hacia su hijo.
—Madre— vio entonces que Taehyung se abalanzo sobre la mujer pidiendo auxilio, ¡¿Por qué su esposo pedía auxilio a ella?! ¡¿Qué era lo que le pasaba?! No estaba celosa pero le parecía demasiado lo que hacia— ¡Ya llegaste! ¡Ese niño me está molestando! — sus temblores eran muy notorios, incluso el padre de su hijo quería llorar.
—¿Por qué se comporta de esa forma? Comienza a darme pavor— dijo Somin abrazándose a sí misma. Ese no era su esposo... parecía incluso que él estaba siendo... poseído por algo.
—A mí también, viéndolo de esta forma quizá su hermano tenga razón. Le deben haber hecho beber o ingerir alguna sustancia toxica. Es horrible— musitó Irene tomando a Somin de los hombros, pronto se vio interrumpida por el timbre de la puerta donde llegó un doctor y en vista de la situación puso a J.Seph un tranquilizante ya que al verlo comenzó a gritar artimañas como; "¡Aléjese!" "¡Él lo va a matar!" "¡Alejese!" "¡Voy a morirme!"
Todo era demasiado confuso, comenzó a tener verdadero miedo por cada una de las cosas que había pasado, las incriminaciones, su desmayo, el riesgo de su bebé y la extraña actitud de su conyugue. ¡¿Por qué le sucedía todo eso?! ¡¿Por qué?!
Se supone que su vida de casa tenía que ser casi como un cuento de hadas, nada era tan fácil al inició ¿pero qué paso con todo el mundo?. ¿Porque sentía que el universo estaba poniéndose en su contra? ¿Por qué su vida tenía que ser tan difícil?
—¡Oh Dios mío!— exclamó la madre de Taehyung dejándose caer en el sofá— ¡¿Cómo es que ha pasado esto?! Jamás vi a mi hijo tan mal. Ni siquiera cuando nació de mi vientre era tan apegado como ahora.
—Es muy extraño— dijo Somin —. Conmigo jamás se comportó de esa forma.
—Tiene el mismo comportamiento del mito que hablaba mi esposo antes de su nacimiento— mencionó sin saber que esa información se trataba de una pieza clave para el misterio. Como era de esperarse, Somin se interesó en ello.
—¿A qué se refiere?
—Hay un viejo mito sobre esta casa en la familia de mi esposo, seguro y bien sabes que se trataba de un asqueroso prostíbulo que posteriormente fue vendido al famoso mafioso diamante.
—Conozco la historia, sí.
—Bien, posteriormente regresó a manos de mi suegro; Kim Minho, no comprendí la inversión del inmueble pues ¿Qué garantía dejaría esto? Estaba sucio y mugriento, por suerte mi hijo pudo mejorarlo. Antes de su muerte se dejó en claro que quería desenterrar algo importante, algo que él mismo fue capaz de concebir en sus años juveniles.
