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No hubo muchos momentos dramáticos en la vida de Prim y ella sinceramente pensó que jamás existirían

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No hubo muchos momentos dramáticos en la vida de Prim y ella sinceramente pensó que jamás existirían. Ella nunca sería la chica que perdió a sus padres o la chica que sufrió de cáncer o la chica que tuvo los frenos del coche cortados por alguna razón aterradora y criminal.

No, Prim era la chica que tenía la vida fácil.

Ella tenía padres ricos - y súper poderosos -, ella tenía abuelos amorosos y tíos increíbles, ella era relativamente hermosa a pesar de las marcas de espinillas y del dedo meñique a más de grasa en los laterales de las caderas, ella también era inteligente, a pesar de perezosa.

Prim nunca pensó que algo podría salir tan, tan mal en su vida.

Hasta que ella y Bella Swan estuvieron frente a frente con un vampiro completamente sádico y con su compañera pelirroja, igual de sádica. Victoria - Prim supo después de una actuación teatral - era aún más aterradora porque en ese momento sostenía la cabeza de su madre entre ambas manos.

La mirada de horror en la cara de Bella reflejaba el suyo, el de Rosalie sin embargo, era desesperante. Su madre definitivamente no parecía dispuesta a renunciar, pero estaba lista para sacrificarse alrededor de las dos chicas humanas. Los dedos de Bella apretaron los suyos y Prim ni siquiera se sintió, aunque sabía que la morena estaba aplicando una fuerza innecesaria en el apretón. Sus ojos estaban enfocados en las manos blancas atadas a la cara de Rosalie, la piel perfecta y sin marcas ahora contenían pequeñas grietas que crecían lentamente.

— Oh, me estaba preguntando cuando las chicas se unirían a la fiesta— El tarareó maliciosamente. — ¿Nadie va a decir nada?— Comentó cuando ambas permanecieron en silencio.

La verdad es que Prim no estaba encontrando su propia voz, ella estaba sorprendida, asustada, aterrorizada en la verdad. Todo en ella gritaba desesperación, pero ella apenas podía sentir el pecho moviéndose. El aire no parecía entrar.

— Entonces tendré que decir. Yo apenas creí que en vez de una, yo ganaría dos— él sonrió, mirando de Bella para Prim y la pelirroja se estremeció.

— Por favor, James— Bella susurró, alejándose de Prim y los ojos de ella se abrieron con la osadía de la morena, lamentó ser tan cobarde, porque se quiera conseguía moverse. Cuando salió de abajo, Prim pensó que estaba siendo tonta pero ahora se sentía patética. — Es a mí a quien quiere, déjalas, por favor.

Victoria rió, aún manteniendo a Rosalie entre sus manos mientras James rodeaba a ambas humanas con lentitud.

— Tan dulce... Es una pena que yo sea tan impaciente—se acercó a Prim cogiendo un mechón de su cabello entre los dedos. — Sabes, no podría haber jugado con la comida tanto tiempo— James cantó la última frase y sonrió. — Hueles bien, no tanto como ella, pero hueles bien.

— Aléjate de ella, maldito! — Rosalie gruñó y su expresión se cerró cuando Victoria gruñó apretándola.

— Para! Por favor, por favor! — Prim susurró, levantando sus manos en rendición. — Por favor, te lo ruego. Ella es mi madre...

PRIMROSE, EDWARD CULLEN ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora