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12 años

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12 años

El grito asustado de Prim hizo que Emmett saltara del sofá donde veía el partido de la temporada pasada y en velocidad vampirica - fuera hasta el cuarto de su hija, la puerta siendo apretada abruptamente.

— ¿Prim? ¿hija?! — Emmett llamó a la puerta sólo para escuchar el silencio sepulcral del otro lado, el corazón de Prim latía y Emmett podía sentir el característico olor de sangre mientras Prim murmuraba cosas sobre estar muriendo. —¿Primrose? Voy a entrar en este cuarto de baño! Siento el olor de la sangre! ¿Te has hecho daño?! ¿Ha pasado algo grave?

Oyó a la hija resoplar y quejarse otra vez. — Papá! Estoy bien, ¿puedes por favor llamar a mamá? ¡Por favor!

—Cariño, puedo ayudarte—Emmett se ofreció amablemente al escuchar el nerviosismo en la voz de Prim— ¿Qué necesita hacer papá?

— No papá, tiene que ser mamá! O la tía Alice o la abuela, por favor papá! —Prim sabía que ninguna de las mujeres estaba en casa y sólo quedaba ella y Emmett, que se quedaba a cuidar de su hija mientras todos cazaban, pero aún tenía la esperanza de no tener que pasar por algo tan embarazoso.

Ella sabía que pasaría, ella sabía lo que era, ¿pero tenía que pasar justo cuando estaba sola con su padre en casa?

— Cariño, tardarán un rato, lo sabes. Todos fueron a cazar. ¿Qué necesitas? —Preocupado, Emmett se apoyó en el marco de la puerta y oyó a Prim gruñir, resoplar y caminar de un lado a otro. —¿Princesa? ¿Puedo hacerlo por ti?— Se ofreció una vez más.

— Papá— Lloró mientras abria la puerta mínimamente y Emmett miró preocupado el cuerpo de Prim buscando un moretón visible, pero no había nada. Ella parecía intacta en su pijama rosa de ositos, el pelo despeinado de quien acaba de despertar y las mejillas rojas de siempre. Su hija parecía perfecta, ¿entonces por qué estaba tan nerviosa? — Necesito que vayas a la farmacia.

— ¿Qué necesitas? ¿Algún remedio? ¿Vendajes? —Emmett intentó entrar al baño y Prim lo impidió moviendo la cabeza y haciendo un gesto de manos. — Primrose, habla de una vez! Me estoy preocupando! ¿Quieres volverme loco para siempre?

— ¡Estoy menstruando! —Primrose soltó con la cara del mismo color de pelo mientras Emmett la miraba desconcertado finalmente entendiendo. — Finalmente menstrué, papá. Y necesito tampones y medicinas. Por favor.

—Oh.

Emmett también recordaba que las mujeres menstruaban, pero hacía tanto tiempo que no tenía que vivir con ello, que uno no recordo que esto sucedería dentro de su casa algún día. La última vez que Emmett trató con una mujer en su período fue cuando aún era humano y realmente se preocupaba por las reglas y las precauciones que tenía que tomar con sus novias.

PRIMROSE, EDWARD CULLEN ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora