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— ¡No! — Emmett gritó en cuanto Prim puso los pies en el último escalón de las escaleras

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— ¡No! — Emmett gritó en cuanto Prim puso los pies en el último escalón de las escaleras. Ella lanzó una mirada enojada a Edward que ni siquiera tuvo la decencia de parecer culpable de leer su mente y contarle todo a su padre antes de que ella pudiera abrir siquiera la boca. Chismoso. Pensó estrechando los ojos hacia él y viéndole dar una sonrisa de lado que inmediatamente la hizo sonreír también.

— ¡Papá! ¡Por favor! — Prim se tiró en el sofá al lado de él y Emmett apartó la mirada de ella, era probable que cediera a su pedido demasiado fácil si se quedaba mirándola por mucho tiempo. — Papá.

—Primrose! —Emmett suspiró impaciente. — Tu madre me dijo que no puedes ir. ¿Quieres que me arranque los brazos? ¡Estás castigada!

— Papá! — Prim llamó su atención, indignada. — La tía Alice me dejó salir. Yo no fui a escondidas. ¡Mamá y tú lo saben!

Edward bufó, volteando los ojos y Prim le echó una mirada de súplica. — Ed, tú me llevas y me buscas, en serio. Por favor. La madre de Seth me recogerá en la frontera.

— Es peligroso.—Edward dijo seriamente al levantarse y Prim sabía que sería una lucha prácticamente perdida. Ella podría irse sola, Jake podría muy bien ir a buscarla con Embry, que no tenía licencia pero conducía muy bien. —Tú no lo harás, Primrose o estarás castigada por el resto de tu vida.

—¿Y quién eres tú para darme órdenes, Edward? — Prim se levantó también cruzando los brazos. — No puedes impedirme salir con mis amigos.

—Seguro que puedo y lo haré. — Él gruñó las palabras. —¿No entiendes que La Push es peligrosa?

— ¿No entiendes que sé cuidar de mi misma? —Prim gritó— No necesito que seas mi niñera. Ya tengo edad suficiente y ¿adivina qué? Tengo padre y madre y está justo aquí!

— Eres una niña, te mimamos mucho y ahora no sabes aceptar un no!

Prim gruñía. —¡Y tú eres un idiota! ¡Es el cumpleaños de Jake, tengo que estar ahí!

— Hay hombres lobo en La Push! — Edward gruñó, cansado de la situación.

— ¡Jacob no es uno de ellos! Y créeme, nadie de mi grupo de amigos! Edward, por favor. ¿Podrías ser menos controlador de mi vida y cuidar de ti mismo?

— No es mi intención ser controlador, sólo quiero cuidar de ti— Finalmente le dio la espalda a Prim y salió de la casa a velocidad vampírica.

Prim gruñía y levantaba los brazos y miraba a su padre, que se encogió de hombros.

—No me mires así!

— ¿Dije algo tan horrible? — Prim se tiró al lado de su padre en el sofá y Emmett le pasó los brazos por los hombros.

— Cariño, mira, es difícil para mí y para tu madre verte crecer, pero es aún más difícil para Edward.

PRIMROSE, EDWARD CULLEN ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora