Alcanzando el cielo #1 [Terminada]

Capítulo 11

De todas las frases épicas que jamás pensé que diría, solté la más improbable de todas.

Cerré la puerta de un portazo, echando chispas por los ojos, antes de soltar un grito de rabia. Damon se subió los pantalones rápidamente y solo pude pensar: Joder, lo que me voy a perder.

Ni siquiera aparte los ojos cuando empezaron a vestirse.

¡Estaba tan cabreada! Y me sentía tan... traicionada.

-Ara, déjame explicarte...-Dijo Damon, adquiriendo un tono verdoso bastante preocupante al avanzar hacia mi con las manos alzadas en son de paz.

-¡No!-Rugí, furiosa-¿Como no has...? ¡Guille! Me voy a cagar en tu madre como no empieces a explicarme porque coño se la estabas chupando a Damon en tu despacho.

Guille llevaba el moño despeinado, culpa de Damon que le había estado agarrando del pelo mientras...

Mi cabeza trataba de comprenderlo todo.

Guille se estaba apoyando en la mesa, limpiándose la boca con el dorso de la mano. Damon no sabía dónde meterse y la única salida, era la puerta que estaba bloqueando.

Me dolía lo que acababa de presenciar. ¡Joder! Dolía como el infierno.

No se lo que habría sido de mi si me hubiera llegado a implicar más con Damon.

-Lo siento-Dijo Guille con la cabeza gacha-Le prometí que no te diría nada.

Cerré los puños con furia.

-¿Y te importa más guardarle a este imbécil el secreto que contárselo a tu mejor amiga?-Le chillé furiosa.

-Ara-Volvió a intentarlo Damon.

Le lancé una mirada asesina.

-Cierra tu sucia boca, Damon. O te juro que te pongo los huevos de corbata-Le advertí.

Cerró la boca y miró a Guille de soslayo. Para mi sorpresa, no discutió. Cogió una silla y se dejó caer en ella, agarrándose la cabeza con las manos.

-Es complicado-Dijo Guille con tono triste, acariciando la espalda de Damon con una sonrisa dolida.

Eso quemo aún más.

-¿Desde cuando?-Pregunté con la voz temblorosa-¿Desde cuando estáis juntos?

Se lanzaron una mirada. Damon puso una mueca y volvió a taparse la cara, muerto de vergüenza.

-Desde la gala.

Guau.

Me sentí mareada. Tuve que apoyarme en la puerta para serenarme.

La gala.

Ahí ya nos habíamos enrollado. Y lo habíamos hecho más veces después.

-¿Eres...?¿Eres bisexual?-Pregunté pérdida.

¿Como había tolerado Guille algo así? ¡Que nos liáramos con el mismo tío!

¡QUE NOS USARÁ ASÍ!

Damon no contestó.

-No, es gay-Contestó Guille por el.

¿Qué?

Recordé los besos. Esos besos húmedos, pero muy buenos, vacilantes y cuidadosos. El último beso en mi sofá en el que había algo que no encajaba.

Su polla era lo que no encajaba. No se empalmó. Ni siquiera hizo una sola mención a pesar de que los toquiteos eran más que convincentes.