Capítulo 18

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Su mirada se ensombreció al acompañarme a la terraza, observando con curiosidad a donde pretendía ir.

Los toldos blancos estaban recogidos, así que se podía ver la noche abierta y estrellada. Mi casa estaba lo bastante alejada para que la contaminación lumínica de la ciudad no jodiera las noches moteadas de estrellas.

Corría una brisa tan delicada, que se llevaba el calor de todo el día para dejar una temperatura perfecta. El suelo era de baldosa gris y madera, con una zona de sofás en U, una barbacoa americana y un muro de metro y medio para poder contemplar la ciudad a lo lejos.

Sabía dónde quería ir, como quería follarme a Eric Blake en mi terraza y lo que quería que él viera en todo momento.

Encendí las luces de ambiente al nivel mínimo, apenas dejando una especie de aura de luz que brotaba desde el suelo en las esquinas. Se podría decir que era romántico, pero para mi, resultaba eróticamente estimulante.

Me quedé junto a las tumbonas anchas con el acolchado blanco, tirando de Eric para que se colocara junto a ellas.

Lo posicione de tal manera, que tuviera el cielo para poder observarlo mientras yo cumplía mis más oscuras fantasías. No fue necesario hablar, ni siquiera preguntar la opinión del otro. Fuera lo que fuera lo que el otro quisiera hacer, ambos estaríamos encantados.

Le quité la camiseta antes de tan siquiera besarle. Quería acariciar su torso desnudo con las yemas de los dedos. Los músculos de su vientre se tensaron cuando la caricia descendió bajo su ombligo y bordeé la cinturilla del bóxer oscuro.

Me relamí de deseo, alzando los ojos hasta él para ponerme de puntillas. Se inclinó al instante para poder juntar nuestras bocas en un beso jadeante y necesitado. El infierno se desató en mi pecho y mi vientre, ansiando volver a sentirle en todas partes como ayer.

Me cogió de la nuca, enredando las manos en mi pelo a pesar del recogido, tirando un poco de el hasta hacerme gemir. Bajó la mano para soltar el nudo de la bata, pero le detuve.

Hoy quería tomármelo con calma, con mucha más calma que ayer.

Le sonreí de manera traviesa, inclinándome para besar su cuello y empezar a descender. Había querido besar, morder, lamer ese cuerpo desde el día que puse mis ojos en él. Ahora, iba a aprovecharlo.

Bajé hasta quedarme de rodillas frente a su erección, mirándole entre las pestañas mientras volvía a relamerme de ganas.

Su pecho subió y bajo, más pesado y acelerado que antes. Le hice esperar, quitándole los zapatos y los calcetines con una lentitud que sabía que le impacientaría. Pero no dijo nada. No iba a verme muchas veces arrodillada de esa manera, siendo tan... sumisa.

Cuando me quedé satisfecha por dejarle solo con los pantalones, empecé a desabrocharlos, masajeándole por encima de la tela conforme se los quitaba con la otra mano.

Cuando los tuvo en los tobillos, tiré de su bóxer también para liberar a la bestia.

Bajó la luz de las estrellas era más alucinante todavía. Estaba salivando de deseo al ayudar a que terminara de desnudarse.

No parecía importarle mucho estar en una terraza en pelotas, seguramente le ponía incluso más hacer esto sin conocer cuántos ojos podrían vernos.

Ninguno. Solo nosotros, es algo que sabía con seguridad. No quería que me vieran practicando sexo, eso no me iba en absoluto.

La cogí entre mis manos, masajeándola arriba y abajo, con mi lengua jugando primero con la punta antes de metérmela en la boca. Soltó el aire de los pulmones en un jadeo bajo, mirando a cielo estrellado y seguramente con los ojos en blanco.

Alcanzando el cielo #1 [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora