Nada más entre por la puerta de la oficina el lunes, ya estaba de malhumor.
Estaba bebiendo tranquilamente de mi termo de café al salir del ascensor, cuando un tío con una carretilla manual llevando un montón de ficheros casi me arrolla al salir.
-¡Mierda! ¿Qué coño pasa aquí?-Ladré con furia mirando el caos de la última planta, rechinando los dientes-¿Qué es todo este alboroto?
El hombre que llevaba la carretilla se puso de todos los colores, agachando la cabeza, disculpándose antes de salir por patas de ahí, arrastrando el fichero.
Las puertas del ascensor se cerraron a mi espalda y me quedé mirando el desbarajuste que había a mi alrededor.
La oficina había sido reformada hacia cinco años. La última planta eran mis dominios, donde estaba el despacho principal y las salas de reuniones más grandes. Hasta hace dos semanas, había una hilera de mesas y monitores con los operadores que se dedicaban a organizar los eventos o reservas más importantes.
La empresa Grupo López no solo se encargaba de los Hoteles Hestia de España, Londres, Paris y Portugal. Sino que también tenía restaurantes, discotecas, spas y centros de experiencias deportivas o de entretenimiento; Rutas a caballo, puenting, rutas en kayak, paracaidismo y todas esas cosas que a la gente le gustaba hacer una vez en la vida.
Llevaba solo un año siendo Directora de Operaciones bajo la sombra de Nicolás, ayudándole a llevarlo todo al día. En todo ese tiempo, nunca vi un descontrol similar en las oficinas y eso sacó a relucir mi falta de paciencia.
Isabel escuchó mi grito mañanero y corrió con sus tacones infinitos hasta mi, con los tirabuzones perfectamente peinados de color cobre cayendo sobre sus hombros. Si no estuviera tan descolocada por la situación, le preguntaría si había ido a la peluquería este fin de semana.
-Lo siento mucho, Ara-Se disculpó cogiendo el maletín de mi portátil y los informes que cargaba en mi antebrazo-Llevan desde las seis de la mañana trayendo un montón de ordenadores, ficheros, pantallas gigantes... parece que el FBI ha llegado a la empresa.
La broma me hizo sonreír unos segundos, pero me volví hacia los trabajadores que estaban montando todo el operativo de seguridad en los despachos acristalados y en los escritorios que antes ocupaban los operadores.
¡Joder! El equipo parecía caro y bueno. Y no solo eso, sino que todo estaba envuelto en un aura intimidante.
Solo había tres trajeados que estaban organizando a los transportistas y los encargados de montar los equipos.
Rondé los ojos hacia Isabel, encaminándonos hacia el único despacho con paredes y sin cristalera que diera al resto de la planta.
-Va a ser un lunes movidito, será mejor que nos tomemos un buen café antes de empezar-le sugerí abriendo el despacho-¿Tienes ya los números de los responsables de B.S y sus ayudantes?
Isabel asintió con la cabeza, dejando mi portátil preparado en la mesa, organizando todos los informes sobre ella.
-¿Quieres que llame al del señor Blake para concretar una reunión?
Isabel era un par de años mayor que yo y fue una de las pocas que no juzgó mi puesto en la empresa. Era una trabajadora impresionante, y a pesar de no contar con los estudios para acceder a un mejor puesto, había superado a muchos de sus compañeros desempeñando más funciones que ellos.
Los estudios, tampoco deciden tu capacidad o tu inteligencia. Solo es un título e Isabel era más capaz que gente que sacaba pecho por haber estudiado dos carreras en X universidad.
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Alcanzando el cielo #1 [Terminada]
RomanceAra López es una mujer fuerte, independiente y trabajadora. Una empresaria de éxito que ha evitado las relaciones estables como la peste. Su único interés ha sido siempre el placer y evitar los dramas sentimentales. Como suele pasar, llega un punto...