Alcanzando el cielo #1 [Terminada]

Capítulo 30

Iba a hacer calor.

Me negaba a llevar un vestido. Iría  en Modo Barbacoa para encandilar a "mis suegros".

Me puse un pantalón corto vaquero alto y una camisa a cuadros de manga corta con un bonito escote de pico. Me calcé las zapatillas y salí con las gafas de sol ya puestas cuando Eric vino a recogerme .

El Q5 esperaba frente mi apartamento con la puerta abierta. No pude evitar sonreír al ver la ropa de Eric. Unas bermudas grises y una camiseta blanca.

¡Joder! Como le quedaba el blanco con los tatuajes.

Me mordí el labio al darle un repaso descarado mientras me sujetaba la puerta.

    -Bonitas piernas, Blake-Murmuré al pasar por su lado. Bajé las gafas para guiñarle un ojo-Creo que voy a cambiar tu uniforme diario.

No se rio, sino que rodo los ojos y demostró que no estaba de humor.

Fue hacía su casa en completo silencio, ni siquiera miro por el retrovisor. No estaba con ganas de soportar hoy esa negatividad.

    -Si no querías que viniera, tendrías que habérmelo dicho y me habría buscado una excusa.

Vi sus gafas girarse hacia el retrovisor. No estaba segura de si me estaba mirando por culpa de los cristales negros.

    -No es por ti. No te creas el culo del mundo, porque no lo eres.-Hizo una pausa en la que me dediqué a mirar por la ventana-También te sientan bien los pantalones cortos. Demasiado bien-Dijo en tono más conciliador.

Sonreí más animada, atreviéndome a estirar la mano para acariciarle la nuca, bajando por su cuello hasta tocar su pecho. Suspiró ligeramente, relajando la tensión de sus hombros gracias a mi caricia.

    -Se va el lunes y ya no os molestará más-Le recordé con tono amable-Solo un par de días y seréis libres de Edmund Blake.

Soltó un gruñido bajo, mirándome por el retrovisor un segundo antes de centrarse en la carretera de nuevo.

    -Nunca seremos libres, Ainara. Pero la distancia ayudará-Admitió con pesadez-Procura no gustarle mucho más a Edmund ¿vale? Le comerá la cabeza a Damon cuando te deje si sigues superando sus estúpidas expectativas.

    -¿Cuando me deje? ¿No lo dejo yo?-Inquirí apoyándome en el respaldo de su asiento para mirarle.

Frunció levemente las cejas.

    -¿Habéis hablado de eso?

    -La verdad es que no. Tendremos que hablarlo para ponernos de acuerdo-Contesté pensativa-Puedo decir que me he agobiado con tanta seriedad. No sería difícil de creer para los que me conocen.

Se rio entre dientes.

    -Tú procura no ser muy lame culos hoy.

Clavé mis uñas en su pecho en respuesta, bufando. Puso una sonrisa divertida y más animada, que le rejuveneció unos cuantos años.

    -Ya llegamos.

Cogió mi mano de dentro de su camiseta para darle un beso suave en el interior de la muñeca, cosa que me acaloró por el roce de su barba y sus labios sobre mi piel sensible.

Retrocedí en el asiento para no ser una molestia, trazando círculos con el pulgar de la otra mano en el sitio donde me había dado el beso. Todavía sentía ese cosquilleo agradable.

Entramos a su parcela, con todos los Blake esperando a que llegáramos.

¡Si que empezaban pronto las barbacoas los americanos!