-Me lo regalo cuando cumplí los trece años-Le expliqué en un susurro-Era librero. Pero librero de verdad, no de esos que trabajan en una cadena o franquicia de libros populares. Tenía de todo y de cientos de editoriales. Fue el que me enseñó lo importante que era la lectura y lo mucho que la necesitaba.
Notaba como la sangre huía de mi rostro. Mi pecho empezaba a pesar más de lo normal y mi estómago se encogía. La respiración se estaba volviendo más costosa y mi voz más baja. No era capaz de apartar los ojos de ese libro, ese que todavía conservaba para no olvidar lo que representaba.
-Estuvo con mi madre casi cinco años. Cuando vio que los libros que cogía prestados del colegio me duraban una tarde, empezó a traerme los de su propia colección-Mi voz sonaba extraña, como si no fuera mía. Ni siquiera era consciente de que estaba contando esto a alguien por primera vez en toda mi vida-Eran libros ligeros al principio, conforme fui cumpliendo años se adaptó a mi madurez y me fue prestando más juveniles. Me caía bien, cuidaba de mi madre y pasaba tantas horas en su librería cuando mamá trabajaba que se convirtió en lo más similar a una figura paterna que había tenido nunca-Me froté el cuello con incomodez, sintiendo esa tensión en mis hombros aumentar-Cuando cumplí los doce y empecé a desarrollarme como una adolescente en todos los sentidos, también metió los clásicos de las hermanas Brontë, Shakespeare, Austen... En lugar de leerlos, me los bebía. Tenía una velocidad y retención muchísimo mejor que con los libros de clase y él solo me traía más y más.-Señalé con la barbilla el libro entre sus manos, abrazándome el cuerpo-Me lo dio en su librería el día de mi cumpleaños. No podía esperarse a dármelo en casa de mi madre por que quería ver mi cara por mi primer libro propio, ya que siempre leía los de su biblioteca personal y mamá no tenía dinero para derrocharlo en eso.-Cogí aire, escuchando mi corazón en las orejas y las manos heladas-No me di cuenta de lo que significaba para él que estuviera creciendo, que ya no era una niña y mi transición a mujer la estaba notando.
Los nudillos de Eric se pusieron blancos por la tensión, sin mover otro músculo más allá de la respiración acelerada que subía y bajaba sus hombros tensos.
-Fue tan paulatino e inocente, que ni mi madre ni yo nos dimos cuenta de su cambio de comportamiento-Continué cogiendo el libro de entre sus manos. Las bajó, cerrándolas en puños a sus costados-Cuando creía que estaba dormida, venía a pararse al lado de mi cama para mirarme. Creía que me había pillado y sabía que estaba despierta leyendo hasta la madrugada y él esperaba a que me delatara-Abrí el cajón para dejar el libro de nuevo dentro de el, escondiéndolo. Me abracé el torso- Se sentaba en el sofá detrás de mí cuando leía, poniéndome la mano en la espalda más veces de las que me gustaría para preguntarme si me gustaba el libro. No tendría porque haberme sentido como me sentía al tocarme, ya que le conocía desde hacía años. Pero tenía esa sensación de que estaba ocurriendo algo sucio, algo que no estaba bien.-Apreté los dedos entorno a mis costillas hasta que me clave las uñas de la tensión.
Necesité una pausa para serenarme, sintiéndome mas vulnerable y desnuda de lo que me había sentido nunca antes. Consciente de que estaba a una sola palabra de romperme delante de él, de alguien que llevaba tan poco tiempo en mi vida que podría hacerme mucho daño con toda esa información.
Pero era justamente por eso por lo que confiaba en él. Porque me había visto en un momento muy duro y él fue el que literalmente me salvó la vida.
-Cuando le dije a mi madre como me sentía, como esas caricias y esas visitas a mi cuarto se hacían más frecuentes, casi la mató-Su cara no se me olvidaría en la vida, su miedo, su odio hacia sí misma-No volví a ver a Oscar después de ese día. Nunca me pregunto si era verdad o solo una manera de deshacerme de él. Mamá sabía que podía ser una hija difícil, pero que jamás bromearía con algo semejante.-Mi voz bajo otro tono, casi en un susurro-Tardé un tiempo en procesarlo todo y comprender lo cerca que estuve de que me pasara algo realmente horrible-Noté el escozor en la nariz propio de romper a llorar, pero no iba a flaquear después de tanto tiempo-Aunque no pasara, aunque solo se quedara en una mala experiencia salvada, mi cabeza no estaba bien. La rabia, la frustración, la culpa de mi madre y también la mía, se mezclo con todo el brote adolescente. Entré en ese círculo de evasión de drogas, alcohol, libros y líos constante. Ella no fue capaz de hacerse conmigo, dudaba que alguien pudiera si yo no cedía y me dejaba ayudar.
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Alcanzando el cielo #1 [Terminada]
RomantizmAra López es una mujer fuerte, independiente y trabajadora. Una empresaria de éxito que ha evitado las relaciones estables como la peste. Su único interés ha sido siempre el placer y evitar los dramas sentimentales. Como suele pasar, llega un punto...