𖦹 Veintinueve 𖦹

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—Lee YongBok, eres cruel— dijo Chris en cuanto YeonJun se fue.

Ambos estaban en el cuarto, en sus últimos minutos que quedaban, solo para revisar si estaban olvidando algo, antes de bajar sus bolsos.

El chico lo miró como si no hubiera hecho nada malo en toda su vida.

Chan se cruzó de brazos, ofendido.

—Tu ternura no va a salvarte— dijo.

Felix miró el suelo, con un adorable mohín en los labios, antes de mirar a Chan con su mejor carita de perrito abandonado.

—Mierda— murmuró el castaño, frunció aún más el ceño, ahora molesto consigo mismo por no poder aguantar a su lindo novio—. Esa carita de ángel no te salvará de haber coqueteado con YeonJun.

Felix frunció el ceño, confundido.

—¿Coq-quetear?— preguntó.

No podía mentir, si había abrazado y sonreído mucho a su amigo al ver la actitud de Chris, aunque era sólo por diversión, no con ganas de coquetear.

Chris suspiró.

Lo vió acercarse un paso más hacia él, hablando bajo, mirando directamente a sus ojos.

—Me duele cuando te veo con otra persona así— confesó—. Me arruinar el día, me hace sentir como que te extraño aunque estés al lado mío— añadió.

Felix se sintió verdaderamente mal.

Su novio no merecía dolor, aún así era por sus simples ganas de molestarlo.

Lo siento— murmuró.

Chris alzó sus cejas, acercándose más a él, con el rostro a centímetros de el de Felix.

—¿Cómo?

Felix sonrió un poco.

Q-Que lo siento.

Chan se acercó un poco vas, haciendo que sus narices tocaran, frotó un poco la suya contra la de Felix.

—¿Puedes repetirlo una vez más, bebé, no te escuché?— dijo el castaño, sonriendo por la cercanía.

Como quería, Felix acortó la distancia entre ellos dos, besándolo con suavidad, moviendo sus labios con lentitud contra los de Chris, quien aumentó la profundidad del beso conforme duraba, mordiendo ligeramente el labio inferior de su novio antes de separarse.

Chris tenía sus brazos rodeando la cintura del castaño, manteniéndolo lo más cerca posible de él.

Notó a Felix morderse el labio, conforme sus mejillas enrojecían por tanto contacto, con sus caderas pegadas al del mayor, y el mínimo movimiento haría fracción en su intimidad.

Como si se hubiera dado cuenta de eso al mismo tiempo, Chan lo soltó apartándose de golpe, sin decir nada más, y con las mejillas rosadas tomó su bolso y salió de la habitación.

Como si se hubiera dado cuenta de eso al mismo tiempo, Chan lo soltó apartándose de golpe, sin decir nada más, y con las mejillas rosadas tomó su bolso y salió de la habitación

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