—¿Tú cumpleaños no es como dentro de un mes, Lixie?— preguntó MinHo, sin quitar la vista del juego.
—Sí— respondió Felix sin más.
Se habían juntado en la casa de JiSung para jugar con la PlayStation y comer chatarra hasta que no pudieran más, y llevaban al menos dos horas haciendo eso.
Para ese punto, MinHo y JiSung habían jugado al menos tres partidas y estaban muy emocionados, a menos de un metro de la tele, moviendo el mando con furia mientras intentaban matar a la mayor cantidad de soldados del equipo contrario y sin ser aniquilados.
Por su parte, ni Chris ni Felix estaban interesados en pelear por jugar -ya que ninguno de los dos dejaba el mando sin pelear por continuar-, así que se había acomodado en el sillón, con Felix acostado sobre el mismo y con la cabeza descansando en las piernas de su novio.
—¿Diecisiete, verdad?— preguntó JiSung.
—Sí— respondió de nuevo el castaño, cerró los ojos cuando sintió los dedos de Chan acariciar su cabello, haciéndolo sonreír.
—¿Cómo te acuerdas que será el cumpleaños de Felix y olvidaste el mío?— preguntó JiSung, ofendido, mirando a MinHo con el ceño fruncido.
—Recuerdo el cumpleaños de Lixie porque sé que es un mes antes que el de Chan— respondió.
—Catorce de Septiembre— dijo Chris.
—Hasta Chan recuerda mi cumpleaños, y ni siquiera es mi novio— murmuró JiSung, ofendido.
—Bah— masculló MinHo—. Como si supieras mi cumpleaños.
—Veinticinco de Octubre— respondió automáticamente.
—Tú tienes mejor memoria que yo— se objetó el otro—. Y si tanto quieres a Chan porque recuerda tu cumpleaños, que él sea tu novio.
—Chan, ¿quieres ser mi novio?
Chris frunció el ceño, mirándolo con una mueca, no podía imaginar salir con el chico, pero al ver que el castaño se giraba hacia él, haciendo un gesto con la cabeza hacia MinHo y le guiñaba el ojo para que siguiera el juego, el otro castaño comprendió.
—Me encantaría, JiSunggie— dijo—. Pero no podría dejar a Lixie, ¿te importa una relación de tres?
—Ni un poco— respondió el chico en la silla, con una sonrisa divertida.
—¿A ti, bebé?— Chan miró a Felix, quién intentaba no reírse en voz alta por lo absurdo de la situación.
El castaño negó, sonriendo con gracia.
—Genial, desde hoy es el día del ChanJiLix— dijo JiSung, un poco más alto de lo normal, para que MinHo lo escuchara claramente.
El pelinegro estaba ofendido, apretó el mando con algo de enojo, volteándose para verlos con el ceño fruncido.
—Genial, qué lindos amigos, dejándome fuera de los tríos, malditos-
—¡Te mataron!— canturreó JiSung, al ver la mitad de la pantalla de la televisión, que correspondía al mando de MinHo, en color rojo con el cartel de “Game Over”, y no pudo evitar reír al escuchar al chico insultar con palabrotas que jamás había escuchado en su vida por un estúpido juego.
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