Su madre sonrió con alivio cuando se volteó hacia ella, se acercó unos pasos hacia su hijo hasta quedar frente a frente, Chan estaba incómodo.
—Tocaste muy bien, Christopher— dijo la mujer, el rubio asintió como agradecimiento—. Ese chico te opacó bastante, pero yo te ví.
—¿Qué chico?— Chan no iba a permitir que trataran a Felix como “ese chico”, su madre sabía quién era, era absurdo.
—Ya sabes... el mudo.
—Ya no es mudo, señora— se metió MinHo en la conversación, apoyó su antebrazo en el hombro de Chan recargándose sobre él, y el rubio lo hubiera apartado pero no quería hacerlo frente a su madre.
Quería demostrarle que tenía apoyo, que no estaba solo y que frente a sus amigos ella no haría nada.
—Hola, tú... ¿MinGo?
—Casi, pero lo acepto— dijo el peli-naranja y Chan sonrió para no reír—. MinHo, ¿cómo está, señora Bang?
La rubia sonrió, se notaba incómoda por una charla tan formal con ese chico.
—Bien, bien, gracias. ¿Podría hablar con Christopher?— la pregunta no sonó muy amable—. ¿A solas?
—Puedes hablar conmigo estando ellos presentes— el rubio se encogió de hombros.
—¿O son demasiados gays juntos, para usted? ¿El arcoiris no la deja hablar bien, no?
—MinHo— murmuró JiSung para que se callara, Chan intentó aguantar la risa.
La señora Bang pensaba que todo aquello era una gran falta de respeto.
—Bien, si lo va a poner tan difícil— murmuró la rubia, sus ojos fueron hacia su hijo—. Venía a hacer las pases contigo, Christopher.
Los tres jóvenes alzaron las cejas, sorprendidos.
—Entiendo que no fue tu culpa hijo— la mujer sonrió de forma casi maternal—. Yo te crié bien, temo que fueran tus juntas lo que te cambió, Christopher... No te puedo culpar de las juntas incorrectas, hijo.
MinHo y JiSung se miraron, el mayor de los dos iba a pedir el primer turno para golpearla, pero la mujer continuó hablando.
—Y bueno, ese chico, ya sabes y... ¿te pintaste los labios?— la pregunta sonó con asco.
—No, yo no, Felix sí— dijo el rubio, su voz sonó molesta—. Ya sabes, mi novio, ese chico.
—S-sí, Christopher... ¿No te das cuenta que ese chico te manipula?
—¿Felix manipular?— preguntó MinHo.
—Por eso quería una conversación privada...
—O quizás para encerrarlo de nuevo— comentó MinHo, a lo que la rubia frunció el ceño—. Privación de la libertad, es un delito, podría estar en prisión.
—Bien... Christopher ví como ese chico en el escenario te obligó a tomar su mano y te besó sin tu consentimiento... Si eso pasó frente al público no quiero imaginar lo que debe manipularte y obligarte a otras cosas en privado.
—Sí porque a Chan no le gusta cu-
—No es el momento, MinHo— la voz enojada y grave de Chan lo hizo callar y bajar la cabeza—. Si vienes a decir estupideces, puedes irte— dijo con desprecio hacia su madre.
—No, no, Christopher, no comprendes— la mujer se acercó a él un paso más—. Te estoy dando la oportunidad de volver a casa, Christopher, lejos de todo esto que no eres, hijo.
—Sí lo soy.
—Te han lavado el cerebro— la mujer suspiró—. Es difícil pero no imposible, Christopher, ya me encargué de que ese chico no vuelva a molestarte, sólo queda-
—¿Qué?— Chan enrojeció de la furia—. ¿Qué le hiciste?
Chan miraba a la mujer con furia, MinHo y JiSung se miraron con miedo y el peli-naranja se apartó del mayor, escondiéndose detrás de la silla del menor.
—Eres libre, Christopher— la mujer sonreía ampliamente, quiso abrazar a su hijo, pero el rubio la apartó bruscamente y salió corriendo rumbo a los baños.
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