Felix estaba inquieto con sus dedos, mirando a todos los lados del blanco pasillo, esperando que Chris, o su madre, aparecieran frente a él, sintiendo agobio ente toda la blancura y el horrible olor a alcohol que hacía su nariz picar.
—¡Lixieeee!— canturreó Chan, el rubio corrió un poco hacia él con una sonrisa, había podido notar los ojitos de cachorro perdido desde lejos.
Abrió sus brazos y Felix no dudó en acomodarse en el abrazo, sonriendo al sentir la calidez de su novio.
—Todo está bien, amor— murmuró el rubio—. ¿Vamos a la sala de espera?
Felix sólo asintió, caminaron a la par con Chan rodeando los hombros del peligris con un abrazo, hasta llegar a dicha sala, un parte más relajada, cálida y un poco más humana comparada al resto del hospital.
—Estás muy callado, Felix— dijo Chan, en cuanto se sentaron algo apartados de las otras personas de la habitación.
El tono de su novio había sido suave, pero ambos sabían que había sido más una exigencia.
—N-No quiero hablar— murmuró el peligris, mirando a Chris, esperando que comprendiera.
Chris apretó sus labios en una mueca, tomó las manos de Felix, acunándolas entre las suyas.
—Sabes que estoy aquí para ti, siempre— dijo—. Y no es que quiera que me cuentes qué piensas sólo para exigirlo... Te noto mal, Felix, y si hablas conmigo quizás se te alivie.
Felix mordió su labio inferior, bajó su mirada hacia sus manos, abarcadas completamente entre las de Chan.
—No qui-ero que su-fran— murmuró el peligris—, no qui-ero que llo-res, no qui-ero que les du-ela.
Felix sorbió un poco su nariz, aguantando las lágrimas.
—No qui-ero morir— admitió.
Christopher no tenía palabras, sintió sus palabras abandonarlo, sólo atinó a abrazar a Felix, dejando que algunas lágrimas corrieran por su mejilla.
—No vas a morir, Felix— dijo, su voz era segura.
—L-La pa-san mal p-por mi cul-pa— balbuceó Felix, entre llanto.
—Felix, eres la persona que más felicidad me trajo en toda mi vida— dijo el rubio—, y... sí la pasó mal cuando te veo mal, pero no sé compara con toda la energía que me da tenerte.
»Así que no pienses en que nos haces sentir terribles, porque eres la persona más linda que pude conococer, y nunca dejes de serlo.
»Y no vas a morir, porque nadie va a dejar que eso pase, ni yo, ni tu madre, ni los doctores... Sólo hay que pelear un tiempo, ¿bien? Tú puedes pelear, Lixie, lo sabes.
Felix no respondió, se apartó para secar sus mejillas con la manga de su abrigo.
—Te a-mo, Chan— murmuró, con una pequeña sonrisa.
Christopher había logrado calmarlo, quizás no reconfortarlo del todo, menos haberlo convencido, pero entendía con todo su corazón que su novio nunca se rendiría con él.
—Te amo más— respondió.
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