✧ Noventa y nueve ✧

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Por la noche, la pareja de jóvenes se encontraba en la cama.

Chan miró los ojos de Felix, en estos no había un rastro de tristeza por lo que había ocurrido ese día.

El menor sabía que ahí estaba a salvo, y que ninguna de esas crueldades que le había dicho eran reales.

Ya no era el mismo Felix de cuando se habían conocido, aquel que adoptaba una nueva inseguridad cuando le repetían un insulto o se burlaban de él sin razón.

Tanto Channie como sus amigos lo habían acompañado en su camino de ser una persona fuerte y que no se dejaba llenar la cabeza por la primera persona que se pusiera en contra.

Las manos de Chris tomaron sus mejillas y sus labios fueron al encuentro de los de su pareja, moviéndose con lentitud, provocando suaves chasquidos.

Las pequeñas manos de Felix apretaron el cuello de la remera del pijama del mayor, atrayéndolo hacia sí para más contacto.

Se separaron cuando el aire faltó en sus pulmones, respirando profundamente con sus narices tocando la otra.

Chan tomó su mano izquierda y buscó con la punta de sus dedos el anillo que le había dado en su cumpleaños, tocándolo, lo hizo girar en el dedo de Felix.

—Algún día será de casamiento, ¿sabes?

Felix rió.

Sólo si es con-tigo, Chan.

El rubio sonrió.

—Gracias por pasar tanto conmigo, Lixie— dijo—... Sabes, desde que te ví por primera vez me pareciste interesante.

»¿Sabes eso de ver a un desconocido y querer conocer más de él? Eso pensé cuando te ví... Y al final nunca podía conocerte lo suficiente, Lixie.

El menor sonrió con timidez por aquella confesión.

Como el amor— murmuró—, das todo y nunca es sufi-ciente.

—Tú eres todo lo que necesito y es más que suficiente, cariño— dijo el rubio, acariciando su mejilla—. ¿Sabes mi promesa de cuidarte? Es para toda la vida, igual que mi amor por ti.

Felix sonrió tiernamente.

¿Por qué es-tás tan cursi?— dijo, su cabeza se movió y sus narices se rozaron.

—A veces quiero decirte lo mucho que te amo, muchísimas veces— dijo—. No tengo palabras, Lix. ¿Te molesta que me ponga cursi?— comenzó a dejar besos en su rostro y en su cuello, haciéndolo reír a causa de las cosquillas.

Felix intentó empujarlo, pero Chan usaba más fuerza que él, y para no perder, el mayor se colocó a horcajadas sobre él, mientras seguía besando su cuello.

Ch-Channie— Felix habló con voz temblorosa.

—Lindura— llamó el mayor, detuvo sus besos, sus ojos gatunos se encontraron con los del menor, sus frentes estaban unidas.

Felix abrió su boca para hablar, pero las palabras no podían ser procesadas por su cerebro.

Una voz decía que pare y que tenía sueño, la otra que no se detenga y que lo haría, así que no hubo un acuerdo de cuál de los dos iba a hablar.

Chris sonrió, besó sus mejillas y la punta de su nariz.

—Te noto confundido, bebé— dijo—. ¿Qué te parece si sigo, y si cambias de opinión, paro?

Felix asintió levemente, Chris volvió a besar sus labios con cariño, se separó un momento y rió suavemente con algo de gracia.

—Gracias por no ser muy ruidoso.

—Gracias por no ser muy ruidoso

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