✧ Ochenta y cuatro ✧

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Felix encontró que varias personas se alegraron de que haya regresado a la escuela, lo notaba en las sonrisas amables de otros compañeros de clase, algunos profesores se lo había dicho directamente a él e incluso sus compañeros de taller de danza hasta lo habían recibido con un pastel de frutilla, con generosa cantidad de crema y trozos de chocolate.

YugYeom, BamBam y San nunca habían sido tan atentos con él.

Lejos de bailar ese día, pasó el rato con ellos, hablando de todo menos del tema del hospital y su salud, sólo comentando que ya estaba bien y que en una semana podía volver a bailar.

Quería ver el dueto del rubio y del pelinegro, y prefirió no comentar nada del maknae del grupo, porque había escuchado su ligera pelea con el grupo en que bailaría y que se había quedado sin baile para la presentación.

Una hora antes de que la clase terminara, tocaron la puerta y Chan entró sin esperar respuesta.

—¡Lixieeee!— BamBam casi gritó, hablando en tono exagerado, imitando a una maestra de primaria, se giró hacia él con una sonrisa amplia—. ¡Te vinieron a buscar! ¡No te olvides de juntar tus cosas y...!— YugYeom lo empujó con brusquedad para que se callara, lo que casi hace que el rubio comenzará a pegarle por casi lograr que se caiga, claro que el pelinegro era más fuerte y no recibió ninguno de los golpes mientras reía.

—¿Y tú no saludas?— preguntó YugYeom con gracia, viendo a Chris parado en la puerta.

El rubio frunció el ceño con disgusto, viendo al pelinegro sosteniendo con fuerza los brazos de BamBam detrás dea espalda de éste, quien se intentaba liberar pero sin resultado.

—Buenas tardes— murmuró, y le dedicó una sonrisa a San, acompañada de un gesto con su mano, en modo de saludo, el chico era adorable y se merecía algo más decente que aquellas palabras secas.

San se despidió de Felix con un ligero abrazo, deseándole una pronta recuperación y finalmente el peligris fue junto a su novio, tomando su mano.

—Vengo a pie, pero puedo pedir un taxi si quieres— ofreció Chan.

Felix negó.

Puedo ca-minar a tu lado— dijo, con una pequeña sonrisa.

Chan sonrió también y asintió.

—Plan perfecto— dijo—. ¿Qué tal tu primer día de regreso a clases?

Lindo— dijo, comenzó a contar cómo le había ido en sus clases y lo lindos que habían sido todos con él, lo que le llevó un par de cuadras—... Y San me trajo trajo pastel— finalizó, respirando algo agitado por hablar tanto.

—¿Con crema?

Y fru-tillas.

—¿Puedo probarlo?

¿Hmm?— masculló el menor, frunciendo ligeramente, se giró hacia Chris.

El mayor tomó su mentón y unió sus labios, besándolo de forma lenta, Felix soltó una ligera risa por el pésimo y casi ridículo acto de Chris sólo para hacer eso.

Al separarse, Chan lo miró con cierto brillo victorioso en sus ojos, Felix sonrió ampliamente y no pudo resistirse a apretar una de sus mejillas.

—Eres tan bonito— murmuró con cariño, las mejillas de Felix enrojecieron.

Retomaron el paso hacia la casa de los Lee, y ni siquiera al llegar Chris dejó sus mimos, haciendo reír a la señora Lee cuando lo veía acariciando los generosos mofletes pecosos de Felix o dejando besos por todo el rostro del peligris.

Tantos fueron los mimos que para el final de la cena, Felix estaba inmutado por estos, permaneciendo serio mientras a Chan no le importaba ser ignorado y continuaba con sus muestras de amor.

Tantos fueron los mimos que para el final de la cena, Felix estaba inmutado por estos, permaneciendo serio mientras a Chan no le importaba ser ignorado y continuaba con sus muestras de amor

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