Escuchó a Chris en la lejanía, la oscuridad parecía infinita y sentía frío, un ligero eco le confundió aún más.
—Siempre estaré a tu lado... Seguiremos juntos.
Era como un susurro.
Estaba confundido.
No sabía que era ese mundo tan oscuro y alejado de la realidad.
—Quiero cuidarte, estar a tu lado todos los días... En serio te necesito.
Giró hacia todos lados, no encontró más que negrura.
—Hay cosas que por más tristes que sean deben decirse... Siempre estaré para ti.
—Chan— murmuró, en un intento por llamarlo, su voz no fue escuchada por nadie.
—El mundo no es hermoso, y no lo será si te vas.
Sollozó, se sentía perdido.
Sintió su cuerpo avanzar, por más que no sentía sus pies moverse.
—Abre los ojos, bebé... Qué haré si mi sol no despierta.
“Eso intento” pensó, a los lejos un pequeño punto de luz rompió la oscuridad, sus ojos fueron atrapados por ese brillo.
Se veía bonito, mejor que toda esa oscuridad.
—¿Felix? No, no, no, Lixie.
¿No? ¿Por qué “No”?
La luz se acercaba a él, o quizá al revés, pero podía escuchar a Chan más claro confirme iba hacia ella.
—No me dejes... Te necesito, te amo.
La voz estaba cerca, la luz también, sintió su calidez en su mejilla, sonrió.
Se sentía cómodo, en las, recibió la luz con una sonrisa, seguía escuchando la voz de Chris, esta era más cercana, pero las palabras sonaban muy juntas como para entenderlas, escuchaba como repetía su nombre.
Finalmente, la luz lo envolvió por completo.
—Te amaré por siempre— fue lo último que entendió.
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