✧ Noventa y cuatro ✧

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Chan empujó la puerta del baño con fuerza al entrar.

—¡Felix!— gritó su nombre, sin importarle la mirada rara que le dedicó un estudiante

Fue a los cubículos de los retretes, rápidamente antes de abrir cada uno, pero no había nadie.

Se tomó un segundo para pensar.

Su madre no le haría nada en los pasillos, debía estar en los baños y pensó que quizá había obligado a Felix a entrar a los baños de mujeres, y salió del baño de hombres dispuesto a entrar sin dudarlo.

Escuchó sollozos detrás de la puerta para personas de movilidad reducida.

Abrió la puerta rápidamente.

Felix estaba allí, presionaba su pecho con sus brazos, estaba sentado en posición fetal en un rincón.

—¡Felix! Felix...

Comenzó a agradecer mentalmente.

Chan se acercó a él, lo abrazó con fuerza, lágrimas se acumularon en sus ojos.

—¿Qué te hizo? ¿Qué pasó? Por favor, ¿estás bien?

El rubio se apartó del abrazo para alzar su rostro, buscando marcas de lastimaduras, encontró la forma de una mano en un lado de su rostro, de un color rojo, su boca se abrió un poco por la impresión.

Nadie golpeaba a su Felix, no iba a permitirlo de nuevo.

Felix no había dejado de llorar, su maquillaje se había corrido, rogaba con su mirada que su novio volviera a abrazarlo.

Cha-Channie...— sollozó.

—Estoy aquí, bebé— Chan tomó sus mejillas, mirando sus ojos, que le partieron el corazón—. ¿Qué te hizo, Lixie?

Felix sollozó un poco más y Chan comenzó a dejar caricias sobre sus mejillas y sus cabellos, lo abrazó con firmeza de nuevo.

M-me di-jo c-cosas fe-as— murmuró entre lágrimas—. Y-Y due-le.

—¿Duele?— Chan se apartó para mirarlo con preocupación, Felix apretó sobre su pecho un poco más, sobre su corazón.

Chris dejó una mano sobre la de Felix, el menor las apartó, el rubio acomodó sus manos sobre ese mismo punto, sin sentir nada irregular sobre su cuerpo, desabrochó unos botones de su camisa para ver su piel, no había nada.

Suspiró con alivio.

—Ay, Felix...—dijo—... creí que te había golpeado o algo peor...— miró sus ojos—. No le hagas caso, olvida todo lo que te dijo... Ya estoy aquí, bebé, no dejaré que te haga algo.

Chan volvió a abrazarlo, dejando que descansara su rostro en su cuello, al cabo de un rato, los temblorosos brazos de Felix lo abrazaron también.

Chan volvió a abrazarlo, dejando que descansara su rostro en su cuello, al cabo de un rato, los temblorosos brazos de Felix lo abrazaron también

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