Salir con Felix, para Chan, era vivir una abstinencia constante.
Claro que quería a su tierno novio para más que sexo, nunca en su vida había amado tanto a alguien, al punto que imaginaba un día sin él como doloroso.
Pero no dejaba de ser un adolescente más, y la ganas de tener relaciones sexuales con Felix parecía concretarse sólo en sus sueños húmedos.
Quería esperarlo hasta el momento en que su chico dijera que estaba listo, y lo haría, pero hasta entonces, no quería arriesgarse a rozar de más, a imaginar demasiadas cosas o mirar mucho el cuerpo del castaño menor.
Porque no podía negar que tanto como tenía su lado tierno, Felix era muy sexy.
Había sufrido bastante luego de aquel “Baño de novios”, tal como había dicho Felix, los sueño de todo lo que podía haber sido ese baño y que no se cumplieron en la realidad lo atormentaron varias noches después.
En ese momento se había encargado de no pensar en la desnudez, e ignorar el lindo cuerpo de Felix, así que había mirado directamente a su rostro durante todo aquel rato, sin ver más allá.
Habían pasado meses desde que eran novios formalmente, y casi un año desde su primer beso, y lo más íntimo que habían logrado había sido tocarse, estar desnudos juntos y un intento fallido de compartir una primera vez.
Chris no podía especificar cuánto tiempo era necesario para que una pareja tuviera relaciones, dependía de cada uno, de ambos, de cómo ocurrieran las cosas y otro montón de variables... Pero creía que luego de tantos meses, era momento de dar ese paso.
Felix no estaba listo y lo respetaba, pero sus ganas aumentaban con cada día, cada roce accidental o cada sueño húmedo que había tenido más presencia en las últimas semanas.
Sabía que era algo que debía hablarlo, sentía que tenía que aclararle las cosas que sentía y que pensaba a Felix.
Así que sentado en el auto, esperó incómodo y con algo de nervios a que su chico saliera de la casa para sentarse junto a él.
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