※Capitulo 7※

12.9K 1.6K 245
                                    

Hace unos meses había ocurrido algo de lo que Minha, La madre de Jimin nunca dijo nada.

Era una tarde muy brillante, los rayos del sol cubrían con fuerza a la ciudad de Seúl logrando que el cuerpo de Jimin brotara sudor en exageradas cantidades, así que sin esperar mucho se metió a darse una larga ducha helada.

Lo que él pequeño chico no sabía era que al estar expuestos al calor y luego entrar a un ambiente frío provocaba fuertes reacciones el cuerpo, por lo que estar cinco minutos bajo la regadera le pasaron factura, haciendo que se mareara  y un segundo después, cayera desmayado al suelo.

Ya había pasado una hora y minha estaba extrañada porque su hijo no bajaba, Jimin no era de tardarse mucho en la ducha, por ello subió en su busqueda.

Cuando entró a su habitación, examinó y rapidamente se dio cuenta que no estaba ahí, pero el sonido de la ducha le hizo saber que se encontraba en el baño.

Lo llamó varias veces a través de la puerta pero no hubo respuesta, cosa que preocupó bastante a la mayor. Con rapidez se adentró buscando desesperada a su hijo, y es que estaba acostumbrada. Había pasado tantos sustos con el mismo chico desde antes que se diagnosticara su cáncer, todavía tenía miedo de que hubieran secuelas de aquella afección.

Ver a su hijo tirado en el suelo de la ducha hizo que su corazón se oprimiera, corrió hacia él y con todas sus fuerzas lo cargó en su espalda, necesitaba sacarlo de ahí. Lo acostó en su cama y respirando agitadamente por el esfuerzo anterior, removió al pequeño tratando de despertarlo pero nada pasó. El miedo comenzó a invadir su cuerpo así que apresuradamente revisó sus signos vitales para darse cuenta de que solo estaba desmayado.

Se tomó un momento para calmarse y analizar un poco la situación mientras le daba caricias al brazo del pequeño. Alzó su vista para examinarlo y quedó anonadada al ver su cabello.

Este tenía color vibrante que nunca antes había visto. Ella nunca pudo visualizar el cabello de su hijo antes, pues, respetaba su decisión.

Ella sabía que Jimin no estaba listo para ver su cabello, después tanto sufrimiento el necesitaba prepararse para ello, por eso se levantó y buscó el gorro del chico en el baño para luego colocarselo en su cabeza cubriendo ésta completamente.

Eso era algo que recordaba cada día de su vida, pensaba que después de todo su hijo ya debía de quitarse el gorro, solo que ella no lo iba a presionar.

Ya estando en el presente, luego de que despidieran al alto peliazul y pudiera reaccionar de su trance, tenía a su hijo frente a ella con mirada preocupada.

Pero no le diría nada de lo que sabe, pondría en peligro la confianza de su hijo hacia ella, por eso decidió que el mismo destino se encargará de unir las almas, después de todo, ese era su trabajo.

— Y ese chico... — Rompió ella el silencio — ¿es un amigo tuyo? — Lo miró curiosa.

Jimin al escuchar esa pregunta se sonrojó de inmediato. No sabía porque la sola mención del peliazul lo hacía sentir cohibido y nervioso.

— Bueno, algo así — ladeó su cabeza con una tierna sonrisa plasmada en su rostro — El fué el que me ayudó a sacar diez en inglés.

— Oh que bueno cariño — ver a su hijo sonreír por alguien la hacía sentirse completamente llena — Deberías traerlo a cenar alguna vez.

Al ver la expresión de asombro y sonrojo del pequeño le hizo darse cuenta que a éste, él peliazul no le era indiferente.

Solo que pensar eso la llevaba a sacar más interrogantes sobre ese muchacho. ¿Que pasaría si él está buscando a su destinado?

Blue Hair ◎ Kookmin  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora