Al cumplir los 20 años de edad, el cabello de las personas se tornan de un color único, que solo comparten con las almas a la que están destinadas.
Jungkook al llegar a esa edad tuvo la transformación y su cabello se coloreó en un azul intenso y vi...
Otra mañana, otro día, y los ánimos de Jimin andaban por el suelo. Se sentía estúpido por no haber dormido nada, por haber pasado toda la noche llorando. Pero más estúpido se sentía al darse cuenta de sus sentimientos por Jungkook.
Sí, apenas le había prestado atención a su corazón, él sabía que el peliazul le atraía, sin embargo nunca pensó que tanto. Además que creía ver sentimientos similares por parte del contrario, ahora podía notar que no era así. Alguien con destinado no podía sentir nada por otra persona, quizás Jungkook siempre lo vió como un amigo y él de tonto lo vió como algo más.
Pensó que lo mejor era separarse de éste e ignorarlo, pero el más alto notaría que había algo extraño por lo que decidió que lo mejor era seguir siendo 'Su amigo' y nada más que eso.
Salió de su casa más abrigado de lo normal, pues el cielo se había tornado gris al igual que su corazón, y la brisa se paseaba con una ligera temperatura helada que iba en aumento al pasar de los minutos.
— ¿Jimin?
El nombrado giró enseguida al oir esa voz y observando a la persona que estaba justo al frente de su hogar, sonrió de lado y lo recibirlo con un cálido abrazo.
— Gracias por pasarme a buscar Yoon, necesitaba a alguien — Dijo mientras restregaba su cara en el pecho contrario buscando algún tipo de soporte.
— Sabes que siempre estaré aquí para ti, pequeño — con su mano derecha pellizcó su mejilla suavemente y luego tomó su mano con timidez — ¿Nos vamos?
— Vamos — respondió con ternura y sujetó más fuerte la mano del mayor para comenzar a caminar al Instituto.
El recordaba claramente todos los momentos malos que pasó en su vida, y en cada uno de ellos están ese peculiar pelimenta acompañandolo, y lo quería...
Desgraciadamente no de la misma manera que Yoongi lo amaba a él.
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Jungkook abría su casillero mientras trataba de localizar sus apuntes de física, al parecer anotar las clases en una servilleta por olvidarte de tu cuaderno no es la mejor idea que se le puede ocurrir a alguien.
Suspirando cerró su casillero y se dió la vuelta para recostarse sobre el mismo. Ese día su mente volaba más de lo normal pues, en la noche tuvo un sueño un tanto peculiar, aunque no era un sueño, más que todo era un recuerdo.
Hubo un viaje escolar hace algunos años donde el se perdió. Se supone que al estar de campamento en las montañas los proferores debían estar al pendiente de sus alumnos, pero ese no fue el caso de Jeon. Estuvo tres horas perdido, hundido en miedo y muerto de frío, se había cansado de luchar por buscar una salida, ya parecía comenzar a anochecer y estaba por rendirse, pero de la nada recibió una extraña llamada.
Al contestar no le dió tiempo ni de hablar ya que el remitente esbozó primero dejándolo totalmente impactado.
— M-mamá yo n-no voy a po-poder más. N-no soy tan fu-fuerte, lo s-siento — escuchó una quebrada voz de lo que parecía ser un chico que le oprimió el corazón. El no conocía completamente el contexto de esa frase, pero sentía cierta empatía por la situación en la que él se encontraba.
