※Capitulo 8※

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— Es muy extraño en ti eso de confiar tan rápido en alguien —mencionó Yoongi disgustado mientras caminaba al lado de Jimin acompañandolo a su casa.

— Ahh Yoonie, es que él es diferente — Sonrió observando enimismado a las diferentes personas que pasaban por el lugar con sus perros.

— ¿En que sentido? No le veo lo especial — viró sus ojos. Ya estaba cansado de que el más bajo no dejara de hablar una y otra vez del peliazul.

— No lo sé, pero cada vez que veo sus ojos encuentro un brillo como si dentro de él habitara una constelación entera con millones de estrellas que me piden a gritos que los explore — giró su cuerpo colocándose de frente al pálido — Es extraño, ¿no?

No, no lo es y Yoongi lo sabía.

Sabía que había un lazo atado entre esos dos seres. Sabía que con solo una sonrisa que se dedicarán venían impresos sentimientos. Sabía que la mirada de cada uno cuando se encontraban podría iluminar medio mundo.

Lo sabía, lo sabia desde el momento en el que Jimin entró a la Universidad y le confesó que ese peliazul se le hacia atrayente.

Pero él no se iba a rendir tan fácil, no hasta ver con sus propios ojos el color del cabello de Jimin.

— Es demasiado extraño — Respondió al cabo de unos minutos deteniéndose al llegar a la puerta del más bajo.

— Si, pero aveces necesitamos cosas extrañas para que nuestra vida no sea tan monótona — Sonrió sacando su llavero con adorno de pollito, abrió la puerta y entró quedándose justo al lado del umbral de la mismas — ¿Gustas pasar?

El pelimenta lo pensó un poco, pero luego con un pequeño asentimiento de cabeza ingresó al hogar del más bajo.

— Quieres café, ¿verdad? — Habló otra vez Jimin dirigiendose a la cocina.

— Sabes muy bien que eso es lo que me gusta — El pálido se sentó en el sofá que daba una vista completa a la cocina sin ninguna incomodidad y observó encantado todos los movimientos del pequeño dentro de ella.

Siempre que estaba en su casa era así. Hasta se había imaginado de más, logrando que sus pensamientos se transformarán en preguntas, ¿Que pasaría si ellos dos fueran destinados?

Su corazón latía fuerte de solo pensar en poder compartír cada desayuno junto a Jimin, tener un beso de 'Buenos días' y caricias en la noche.

Por la dirección de sus pensamientos se sonrojó levemente y sonrió cabizbajo.

— Yoongi — el nombrado levantó su cabeza enseguida sorprendido y poniendose de pié hizo una exagerada reverencia a la persona que estaba frente a él — Ay Dios, enderezate pequeño — dijo cariñosa.

— S-señora Park, ¿Como está? — respondió ya levantado y un poco avergonzado.

— Bien, aunque he estado mejor — Se sentó en el sofá justo al lado del pálido palmeando tres veces — puedes sentarse.

El pelimenta nervioso se sentó rápidamente. Pues, ¿Como no iba a estarlo?, ella sabía sobre sus sentimientos hacia Jimin. Desde ese momento la vergüenza en su cuerpo frente a su presencia comenzó a subir a flote.

—¡Mamá, se acabó la azúcar! — Apareció un tierno Jimin adornando su cara con un puchero, tan precioso ante los ojos del pálido chico.

— Pues anda a comprar a la tienda —El de labios regordetes hizo una mueca aniñada y caminó tiernamente a donde se encontraba el pelimenta.

— Yoon, vamos rápido, antes de que se enfríe el café —lo tomó del brazo para que se levantará pero su madre lo detuvo.

— Yoongi se quedará a hablar conmigo, anda rápido — Hizo un ademán con sus manos indicándole al pequeño que se fuera. En cambió el pálido estaba más blanco de lo normal, sentía su corazón salir de su pecho, estaba atemorizado y vaya que demasiado.

Blue Hair ◎ Kookmin  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora