"OCTAVIA ES LA REINA QUE TIENEN. TU ERES LA REINA QUE NECESITAN"
Lo que debieron ser cinco años, se volvieron seis. Seis años desde que Lyanna había formado su perfecta familia, seis años desde que se había despedido de su antigua familia y el amor...
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—Diago—Lyanna le llamo la atención, el hombre estaba apoyado en el suelo, con una mano en su costado, hablando con Neon sobre algo. Ambos alzaron la cabeza y vieron con la boca abierta a Lyanna y al niño que sostenia en brazos, ella con cuidado dejo a su hiji en el suelo, poniendo sus manos delicadamente en los pequeños hombros de su hijo con orgullo—. Roan, este es tu abuelo Diago, y él es...
—¡Tio Neon!—el niño gritó antes de abalanzarse contra Neon quien estaba sentado, él rapidamente tomo al niño en sus brazos, y no pudo evitar sonreir, una sincera y hermosa sonrisa que hizo que el corazón de Lyanan se ablandara. Al parecer su amigo no había sonreído en meses, Roan-Rhaegar se abrazo a Neon contento, a su héroe favorito, quien le revolvió los rizos castaños.
—¡Mira, mira! ¡Es la daga!—el niño dijo sacando de su funda y elevando la daga ensangrentada en alto, mostrándosela a Neon orgulloso, quien incluso notando la sangre, su sonrisa no decayo.
—Mi regalo—Neon sonrió, viendo a su sobrino y luego a Lyanna—. Imagino que debes ser todo un experto.
—Mi mami me enseña un poco.—él niño dijo un poco modesto.
—¿Y solo tienes seis años? Pero te ves muy grande—Neon le dijo revolviendole los rizos y haciéndolo reír—. Un guerrero sin duda, con la sangre de dragón en tus venas.
—¿De verdad?—al niño se le iluminó la cara por un segundo antes de hacer una mueca—. Es que no me parezco a mi madre...
—Tonterias, chico—Diago los interrumpió—. Ahora ven y dale un cuidadoso abrazo a tu viejo abuelo.
Roan Rhaegr asintió y con cuidado le dio un abrazo al hombre, quien acuno el rostro del niño en sus manos, analizándolo.
—A ver...déjame ver....pero si eres igualito a tu madre—Diago dijo frunciendo el ceño.
—¿En serio?—Roan sonrió esperanzado.
—Por supuesto que si—Diago asintió viendo con felicidad y ternura al niño—. Esos ojos, brillantes y profundos, con pequeñas manchas violetas, característica de la sangre del dragon. La misma hermosa sonrisa, y...—Diago se fijo en el pequeño mechon de color rubio platinado hecho una trenza—. ¡Ah! Una trenza como los antiguos Dothraki, una trenza del mismo color de cabello que tu madre, y tu daga...eres un decendiente de la sangre del dragon sin duda.
—¡Y también soy natblida!—el niño sonripo haiendo que Lyanna suspirara y rápidamente se arrodillada frente a su hijo, acariciendole el cabello.
—Mon amour, nadie tiene que saber eso ¿de acuerdo? Solo nuestra familia.
—Si, mami—el sonrió, sin embargo nada podía acaparar su felicidad de que se parecia a su madre, y aunque él no sabía los dos tenían los mismos gesto. Vio a su madre—. ¿Puedo conocer a mi tia Octavia?
