Capítulo 31

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Miraba al plato, luego al restaurante, luego a Christopher para acabar mirando el plato.

La situación eran tan surrealista que me costaba creerlo.

Habíamos pasado de no poder ni vernos  a estar cenando, una cena que había hecho de todo por olvidar.

—Parece que haya visto un fantasma —espeta Christopher ante mi silencio.

—Es que todo esto —señalo alrededor y a él —. No sé, es extraño.

—¿Una cena con tu suegro es extraño? —sonríe travieso derritiéndome con esos ojazos.

Oír esa palabra en su boca definitivamente no me gustaba

—¿Qué hacemos aquí? —Voy directa al grano. Si iba a rechazarme por vigésima vez prefería empezar cuanto antes.

—Si te soy sincero no lo sé, es solo que estoy cansado de hacer lo mejor para los demás y que no sirva de nada —confiesa

—¿Cómo qué? 

—Como mantenerme alejado de ti cuando en absoluto lo deseo —Me mira fijamente esperando mi reacción.

Y volvemos al punto de partida. Al momento en que Christopher me confunde y me hace creer que siente algo por mi para luego mandarme a  la mierda. 

—No —le corto arisca —. No me sirve mas esto, tienes que ser claro porque estoy harta de siempre lo mismo.

—¿Por qué has seguido con Jacobo después de lo que paso con nosotros?

—Tu has seguido tirandote a tías y no te recrimino

—Yo lo he intentando y he fracasado estrepitosamente —me rebate y agacha la cabeza.

Parecía un Christopher tan sincero, tan transparente que no sabía si me estaba vacilando y era una cámara oculta.

—Eres la ultima persona que me ha tocado de esa manera Christopher, si es eso lo que quieres saber.

—Pero te vas un fin de semana con él, de ahí la estúpida cena.

Trago saliva. En eso tenía razón. Estaba a punto de permitir que Jacobo traspasara la barrera que durante ese mes había puesto, no me quedaba otra.

—Te lo vuelvo a preguntar ¿Por que no le has dejado?

Pienso en su pregunta por primera vez. No es que no me la haya hecho miles de veces, es que nunca me he respondido con sinceridad. 

—Porque era la única forma de seguir cerca de ti —le confieso a él, a mi y al universo.

En un movimiento inesperado Christopher me agarra la mano, me mira a los ojos y me hace sentir que vuelvo a casa.

—Me dijiste que no podías elegir entre el mundo que estaba dispuesto él a darte y nada. Pues ya no es nada.

Trago saliva ¿Eso que quería decir? 

—Ana te quiero, o al menos creo que te quiero porque no he sentido por nadie lo que siento por ti. Y verte con él me destroza mas de lo que soy capaz de admitir.

Me levanto como un resorte y le doy un beso en los labios. Un beso tan apasionado que seguramente hace girarse a medio restaurante.

Me daba igual, llevaba tanto esperando eso que absolutamente todo me daba igual.

Christopher me aparta con cuidado, su expresión no es la que yo esperaba.

—¿Qué pasa? —pregunto confundida.

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