Capítulo 4

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—¡Bienvenidas señoritas! —grita eufórico Jacobo nada mas abrir la puerta.

Mis piernas ya empiezan  temblar y noto como me sudan las manos. ¿Qué me pasaba? Ni que fuera a casarme o algo.

Iba realmente guapo, con una camisa blanca y unos vaqueros rotos. Informal y elegante.

—Por fin conozco tu super casa —apunta Sofia mirando a todas partes.

La verdad es que incluso después de conocerla seguía asombrando bastante. Era una casa preciosa.

Casi tanto como su dueño.

Jacobo, al contrario de cuando vine yo sola, se paso media hora haciéndonos un tour por las instalaciones. Desde el jardín, la piscina y la zona de barbacoa hasta la cocina, salón y demás habitaciones. Pasamos por la de su padre, que no quiso abrir seguramente porque el estaría dentro.

Y seguramente duchándose, desnudo.

Llegamos de nuevo al salón y estaba a punto de explotar de ganas de preguntarle donde estaba Christopher.

—Oye ¿preséntanos a tu padre no?

ESO SOFIA SOBRETODO NATURALIDAD. 

La pellizco el brazo disimuladamente. Ya tenía suficiente nerviosismo encima como para que encima ella empeorara las cosas. 

—Claro ¡Papa! —grita en dirección a la escalera.

Mis pulsaciones se aceleran peligrosamente. Trago saliva e intento no parecer idiota mientras oímos unos pasos bajando la escalera. Unos ojazos azules entran en el salón. Christopher llevaba un pantalón chino y un polo rosa. Estaba tan tremendo como lo recordaba. Me gustaba mas con el traje con el que lo conocí, pero el rosa le sentaba increíblemente bien. Vestido así se daba mas un aire a su hijo.

—Mira te presento a mis amigas, esta es Sofía —presenta Jacobo.

Miro a Sofía y tiene los ojos como platos. Se acerca a mi oído y susurra un leve "JODER" que lo dice todo. Si amiga, esta tremendísimo.

—Hola —responde con cierto tono avergonzado.

Solo el monumental Christopher Drew podía quitarle las palabras a Sofía.

—Encantado Sofía —contesta Christopher mientras le da dos besos.

—Y ella es...—sigue Jacobo

—Sé quien es —le interrumpe su padre —Me acuerdo muy bien de ella  —. Y se acerca para darme dos besos.

Noto como mi corazón se va a salir del pecho cuando noto su mano en mi brazo y nuestras caras tocándose.
 ¿No hacia demasiado calor de repente? 
El olor de Christopher de nuevo era el mejor regalo del día.
De repente me doy cuenta de lo mucho que lo echaba de menos sin apenas conocerle.

—Es un placer volver a verte Ana.

Sonríe y me derrito por completo.

Ahora es Sofi quien me pellizca disimuladamente

Si Sofía el tio buenorro ha dicho placer y Ana en la misma frase, me he dado cuenta.

—Bueno ¿subimos? —pregunta Jacobo rompiendo la maravillosa burbuja en la que me había metido.

No. Podéis subir vosotros. Yo me quedo aquí.

—La casa es vuestra chicas, yo me voy así que estaréis solos —comunica Christopher mientras coge unas llaves de la mesa.

No. No. No. ¿A donde se va? ¿POR QUÉ SE VA?

—Gracias Papá, nos vemos. —concluye Jacobo y se dirige a las escaleras.

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