Capítulo 1

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—Chicos necesito tequila —confieso a diez minutos de acabar la primera clase.

Sí, llevaba apenas una hora de mi vida universitaria y ya estaba deseando emborracharme. 

Segunda año de Derecho. ¿Por qué había escogido esa carrera?

Ah sí, por mi maravilloso padre, claro está.

"Tu hermana es doctora anita, ahora necesitamos una abogada". Y así, tal cual, como si mi opinión no sirviera para nada, me metí donde no quería.

—Me parece una idea estupenda —confirma Jacobo —. Yo no sé si voy a soportar otro año mas.

Sonrío. Jacobo había sido todo un descubrimiento. El año pasado apenas nos habíamos hablado en clase, solo el típico hola, adiós y cuando es el próximo examen. No tenía problemas para hacer amigos, pero en el primer año de universidad no todo es tan bonito como parece. 
Yo estaba en una carrera que no quería y por tanto, mi humor no era precisamente el mas amigable. Por suerte, en la fiesta de fin de curso, el tequila y la felicidad por acabar el primer año nos había unido en minutos. 

Jacobo era guapo, eso saltaba a la vista. Su pelo rizado y despeinado y sus ojos color café le daban un aire atractivo, además, solía vestir increíblemente bien, con sus polos de marca y sus pantalones perfectamente planchados. Era pijo, tenía dinero pero no era idiota. No podía pedirle mas a un hombre. Aun así, no me llamaba la atención para nada mas que una bonita amistad por mucho que quisiera. Y no porque no fuera de esas que se enamoran, sino  porque era de las que se enamoran a primera vista. Aunque no estaba en mi mejor momento para enamorarme.

Había terminado una relación de ocho años con un idiota que no dudó en ponerme los cuernos el primer día que me fui de la ciudad para estudiar "la carrera de mis sueños".

—Yo no puedo amores, tengo LA cita —susurra Sofía con una sonrisa pícara.

—Cierto, una cita con derecho penal —bromea Jacobo y ambos nos reímos.

Sofia era mi mejor amiga desde no sé cuando. Probablemente desde primeria aunque fuimos juntas desde la guardería. Ella si estaba  en la carrera soñada, pretendía ser una abogada de esas que aparecen en la películas sexys que defendían el mundo. Mientras lo conseguía, pretendía también tirarse a todos los profesores que se le cruzasen por delante. Durante todo primero, estuvo detrás del profesor de Derecho Penal que a pesar de estar como un tren, pasaba completamente de ella. Al empezar este curso, se había atrevido a pedirle una "cita" que en realidad era una tutoría para resolver "dudas" sobre la asignatura.

—Pues ten cuidado, porque hoy me parece que el tiene LA cita con unas cinco alumnas mas. —confieso en tono burlón mientras veo como pone su cara de "vete a la mierda".

—Bueno pues cuando pase de ti, puedes venir con nosotros ¿o tu también te echas para atrás? —pregunta Jacobo.

—Ni de coña ¡necesito beber! —grito mas alto de lo que pretendía.

—Perfecto, a las 22 ven a mi casa y trae al menos una botella.

Una de las cosas que mas me gustaban de Jacobo era su madurez. No se parecía en nada a los típicos machitos que teníamos en clase. Era el típico chico al que no le importa que vaya a buscarle, que no necesita reafirmar su masculinidad con coches caros o imponiendo su punto de vista. Y aunque llevábamos apenas un mes de "amistad" por así decirlo (después de la fiesta de fin de curso no hablamos en todo el verano) me sentía muy cómoda con él. Sería la primera vez que salimos los dos sin Sofía pero no me preocupaba en absoluto. Si nos quedábamos sin temas de conversación nos podíamos poner a rajar de nuestra carrera. 

El profesor dio por finalizada la clase y todos salimos corriendo. 

Algo en mi interior me decía que el día iba a acabar muy pero que muy bien.





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