Capítulo 13

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Era la primera vez que veía a Christopher furioso. Nada mas besar a Jacobo se levanto de la silla y cerro los puños. Intentaba controlar la rabia que no conseguía esconder su mirada. Jacobo en cambio estaba en estado de shock, demasiado concentrado mirándome a la espera de una explicación como para fijarse en su querido padre. 

Lo que acababa de hacer me perseguiría toda la vida. Mis celos y mi orgullo herido se habían puesto por delante metiéndome en una situación tremendamente complicada.

—Fuera —suelta —. Sal de mi despacho ahora mismo.

Su mirada fija en mi empezaba a incomodarme. Era como si me estuviera regañando por la tremenda estupidez que acababa de hacer, como si él supiese que en realidad solo intentaba llamar su atención. 

—¿No te alegras por tu hijo? —pregunto desafiante

—Una sola palabra mas y estas despedida. Tu y tu amiga. Y me aseguraré de que no os contraten ni para limpiar el suelo.

Trago saliva e intento tranquilizarme. Me estaba pasando de la raya. Christopher no tenía porque darme explicaciones de absolutamente nada de su vida y no iba a poner en riesgo el trabajo de Sofia por ser una niña malcriada.

Miro a Jacobo y al parecer vuelve en sí.

—Perdona papa, no es la forma mas adecuada de decírtelo.

Mierda. Ni siquiera Jacobo estaba de mi lado. La ira que sentía dio paso a un enorme sentimiento de vergüenza y ridículo. 

—Aún así —siguió Jacobo —. Estoy enamorado de Ana, ya lo sabes de sobra. 

Miro a Jacobo desconcertada y luego clavo los ojos en su padre. Entonces Christopher siempre ha sabido de los sentimientos de su hijo hacia mi y nunca me lo había dicho. Ni siquiera antes de acostarse conmigo. Christopher se da cuenta y suelta un largo suspiro. En algo si que tenía razón y era que él solo intentaba ser un buen padre. Cada segundo que pasaba me sentía peor por lo que estaba haciendo.

—Me importa una mierda si decides tirartela o no, no eres el primero ni serás el ultimo, solo quiero que salga de mi despacho ahora mismo —responde escupiendo cada palabra.

Las palabras de Christopher fueron directas al corazón. Estaba claro, desde ese momento me odiaba con todas sus fuerzas. Me lo tenía mas que merecido. Le mire por ultima vez esperando ver algo mas que indiferencia en esos preciosos ojos azules y me fui por donde había venido. 

Cuando crucé la puerta oí como Jacobo intentaba defenderte peor era demasiado tarde. Las lagrimas cayeron por mis mejillas nada mas pasar el despacho de Sarah. Me sentía dolida, sucia y estúpida. Como pude pensar que en algún momento tendría algo con Christopher y peor aún, como iba a explicarle a Jacobo que ese beso no había significado nada para mi mas que la certeza de que estaba enamorada de su maldito padre. 

Salí del edificio y llame a un taxi. Diez minutos mas tarde salió Jacobo desesperado buscándome. 

—¡Ana espera! ¡Lo siento! 

Me seque los restos de llanto que quedaban en mi cara, no iba a permitir que nadie supiera que estaba llorando por las palabras de Christopher.

—Ana de verdad, mi padre es un capullo, no quería decir eso.

—Jacobo mira lo siento mucho pero todo esto ha sido un error tremendo...

—Quiere que vayamos a cenar mañana a su casa —me interrumpe contundente.

Casi suelto una carcajada. ¿QUÉ?

—Jacobo ¿te estas riendo de mi?

—No Ana, mi padre es así. Admite que no ha sido la mejor forma de contarle lo nuestro, al menos nos ha dado una segunda oportunidad

¿NUESTRO? ¿Desde cuando Jacobo se había montado tal película en la cabeza? 

—Jacobo mira creo que todo esto ha sido un tremendo error.

Miro a Jacobo y veo como una luz se apaga. Le estaba amargando el momento de felicidad.

—Ana por favor, ven a cenar mañana. 

Cierro los ojos e intento poner orden en mis sentimientos. Jacobo me suplicaba como un niño pequeño. Lo único que quería era meterme en mi cama y desaparecer del mundo pero la existencia del señor Drew jamás me permitiría volver a tener un momento de paz.

Christopher me odiaba, eso estaba claro, aún con todo quería que su hijo y yo cenáramos con él. ¿Era una especie de venganza, tortura o puro masoquismo?

—De acuerdo —suelto casi sin pensar.

La luz vuelve a iluminar los ojos del pequeño Drew y yo vuelvo a arrepentirme por decimo novena vez de mis decisiones.


*******


Después de que Jacobo me dejase en mi casa y no insistiera en pasar la tarde conmigo, llame a Sofia para contarle el increíble día que había tenido. En cuestión de una hora ya me había duchado, eliminando todos los restos Drew de mi cuerpo y la tenía sentada en mi habitación, esperando desesperada las nuevas noticias.

Le conté con detalle mi casual encuentro con el padre Jacobo y la extraña declaración del hijo. No podía creerse ninguna de las dos partes.

—De un polvo mañanero a una cena con los suegros. Tía como te envidio. —espeta Sofía.

Me reí sin saber porqué. Era surrealista.

—No sé que hago ni porqué, solo sé que esta mal.

—Pues para —suelta Sofía.

La miro confundida.

—Tía pobre Jacobo, si no quieres nada con él déjalo en paz.

La confusión dio paso a la ofensa. ¿Hasta mi mejor amiga me iba a echar la bronca? ¿Acaso no me sentía ya suficientemente culpable?

—Sofi no lo hago porque quiera hacerle sufrir, a mi me gustaba Christopher mucho antes de saber nada de eso.

—Ya, pero ahora ya lo sabes y todo lo que hagas a partir de entonces será hacerle sufrir.

Apreté los dientes. Sofia tenía razón y eso me ponía de mal humor. 

— ¿Y que quieres que haga?

—Pues dejarle a Jacobo claras las cosas y alejarte de su maldito padre Ana.

Cogí una almohada y la abrace fuerte. Empezaba a sentirme verdaderamente mal. No tenía a Christopher, no tenía a Sofía. No tenía a nadie. Era un comportamiento algo infantil pero no lo podía evitar. 
—Oye —me dice Sofi y se sienta a mi lado—. Lo siento. Yo lo único que quiero es que no sufras de mas. Y las dos sabemos que con el corazón que tienes lo vas a pasar muy mal.

Me abraza y casi me pongo a llorar. Estaba harta de la situación, de mis sentimientos y de no conseguir lo que quería.

—Iré a la cena y lo dejaré todo claro ¿vale?

Sofia me miro con ojos de madre. Me conocía perfectamente y sabía que lo decía en serio.

—En 24 horas todo el tema de la familia Drew estaría cerrado y solucionado. Te lo prometo —añadí con la cabeza alta.

Y juro que en ese momento lo decía completamente en serio.

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