Capítulo 22

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Me miro al espejo por quinta vez intentando pensar en como librarme de esa fiesta.

No podía decir que estaba mala ya que tendría a Jacobo en mi puerta en diez minutos. Tampoco podía decir que no quería ir porque sería la peor novia del mundo. No podía decir nada ni hacer nada. 

La idea de pasar una noche entera en el mismo lugar que Christopher con Jacobo pegado a mi no me resultaba nada agradable. 

Oigo dos golpes en la puerta de mi habitación y la voz de mi padre al otro lado.

—Ana, Sofi esta aquí. 

Suspiro aliviada.  Al fin una buena noticia.

—Dile que entre —ordeno en voz alta.

Se abre la puerta y me quedo sin palabras. Sofía estaba tremenda. Con una falda negra y una camiseta gris con el escote caído. De infarto. Mi padre cierra la puerta y nos devuelve la intimidad.

—Estas espectacular. 

—No me hagas la pelota, sigo enfadada —gruñe con mala cara —. Solo he venido porque te quiero.

La miro con ternura y me acerco a ella, la cojo entre mis brazos y aprieto hasta oír crujir sus huesos.

Se aparta y se sienta en la cama, con los brazos cruzados y cara de madre.

—No estoy teniendo nada con él, vale que nuestra relación no es la mas normal del mundo pero no hemos hecho nada —aclaro sincera.

—Te lo tiraste —rebate.

—Antes de estar con Jacobo.

—Pero te lo tiraste igual, ni siquiera deberías dirigirle la palabra Ana.

—Eras tu la que me decía que me lo tirara —le recuerdo.

—Eso era antes de que salieras con su maldito hijo. Sabes que Jacobo no se lo merece, lo sabes tanto como yo.

Suspiro irritada. La defensa a ciegas de Sofia hacia Jacobo me empezaba a molestar. Sabia de sobra que no se lo merecía pero yo tampoco estaba en una situación fácil.

—¿Crees que me gusta esta situación? ¿Qué disfruto? —replico con la voz rota.

Mis ojos se llenas de lagrimas y Sofi se levanta a abrazarme. Lloraba por todo, por el chantaje, por Jacobo y por su bendito padre.

—Vale, relájate —me calma — Siento ser tan dura contigo. Conozco a mi amiga de sobra para saber que no es ninguna zorra. 

Me seco las pocas lagrimas que habían caído por mis mejillas e intento recomponerme. Aliso mi vestido rojo de lentejuelas y ajusto mi coleta alta. La verdad es que yo también estaba tremenda. 

—Simplemente aléjate de su padre y no tiene porque pasar nada mas. Si ves que no puedes pues deja a Jacobo y podrás tirarte a quien quieras ¿vale?

Me callo y asiento con la cabeza. No podía decirle a Sofia que temía perder a Christopher si dejaba a Jacobo porque ahí sí que demostraría que era una verdadera zorra.

—Vamos a intentar divertirnos hoy ¿vale? Si ese señor Drew se acerca a ti ya me encargaré yo de él.

Finjo una media sonrisa y me acerco al espejo. La noche empeoraba por momentos.


*********


Lo que para Jacobo era "una pequeña fiesta" en realidad significaba un centenar de personas en su casa, vestidos de gala mientras una serie de camareros perfectamente vestidos de etiqueta llevaban bandejas con copas y aperitivos. Sofía y yo estuvimos dos minutos en la puerta intentando procesar la escena. Menos mal que estábamos arregladas.

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