Siempre me había considerado una chica paciente. Mi padre siempre lo decía. Ni siquiera de pequeña había sido de esas niñas pesadas que no paran hasta conseguir lo que quieren o hacen una escena porque no les das lo que te piden al instante. Era paciente, eso estaba claro, pero desde la proposición de trabajo de Jacobo no había podido pegar ojo.
Hacía dos días de la "fiesta de pijama" y no me había vuelto a hablar de la posibilidad de trabajar con su padre. En el momento que se lo propuso Jacobo mis ganas eran de matarle y enterrarlo en su super jardín, pero después de pensarlo bien (y con las deducciones de Sofia) puede que no fuera una mala idea.
Por muchas fiestas de pijama que hiciéramos, no habría forma alguna de que yo viera todos los días a Christopher o al menos lo suficiente como para poder enamorarle.
Ojo, no es que quisiera, pero era una pequeña posibilidad.
Mas bien una enormísima posibilidad
Eran las nueve de la mañana y Sofía y yo estábamos esperando a que el lento de Jacobo llegara a clase. Cogimos la costumbre de esperarlo porque de esa forma si alguno llegaba tarde el hecho de entrar los tres aliviaba la carga de ser el que abre la puerta en medio de la clase y acapara todas las miradas. Al menos eso pensamos Sofia y yo, pero al final siempre resultaba que llegábamos tarde por culpa de Jacobo y nos miraban siempre igual de mal.
—¿Por qué no le preguntas directamente? —replica Sofia.
Según ella, si iba a casa de Christopher y le pedía directamente el trabajo mostraría que era una mujer echada para delante.
—Su cara no era de alegría ante la idea de trabajar conmigo —recuerdo con tristeza.
—Porque delante de su hijo no iba a mostrar sentimientos.
—Sofia deja de meterme cosas en la cabeza que luego acabo peor —zanjo.
A lo lejos vemos como se aproxima Jacobo, a toda prisa y terminando de ponerse la chaqueta. Era septiembre y el frío empezaba a calar hondo.
—Ya sé lo que me vais a decir, pero hoy llego tarde por un buen motivo —suelta con una enorme sonrisa.
Mi pulso se acelera, algo me decía que tenía que ver con mi "nuevo trabajo".
—He conseguido meterte en la empresa —anuncia.
No puedo controlarme y me lanzo a abrazar a Jacobo eufórica. IBA A TRABAJAR CON CHISTOPHER.
—Sabía que tu padre era buena persona, se le veía —dice Sofía con cierta burla.
Hacía mucho tiempo que no me sentía tan feliz.
—Bueno en realidad mi padre se ha negado, pero he podido convencer a Carlos, su socio.
Y de repente la felicidad se esfumó como por arte de magia.
—¿Como? —pregunte visiblemente molesta
—Digamos que la empresa es de los dos, realmente mi padre tiene mas acciones pero su socio es como su mejor amigo y un padre para mi, sabía que si conseguía convencerlo a él mi padre no podría negarse.
¿Christopher se ha negado? Muy bien, no quería tenerme cerca, estaba todo claro.
—Pues dile que gracias pero no.
Sofía me miraba con los ojos como platos. Sí, estaba diciendo que no a trabajar con él. Yo no era ninguna de esas que van detrás de un hombre que ni siquiera me quiere cerca. Jacobo me miraba esperando una explicación.
—Jacobo si tu padre no me quería ahí sería por algo. Lo entiendo, ¿Qué puedo aportar yo a ese lugar? —argumento intentando esconder mi orgullo herido.
—Ana mi padre es idiota muchas veces. Esa empresa todos los años coge a diferentes becarios para que vayan aprendiendo el oficio, les da bueno imagen ayudar a estudiantes. Hazme caso, acabaras convenciéndole de que no eres una niña.
Sopese durante unos segundos sus palabras. El enfado iba creciendo por momentos. ¿Una niña? ¿Desde cuando era una niña? Porque cuando me pedía una cena parecía bastante adulta.
—Esta tarde tienes que ir a conocer el sitio y hablar con el socio de mi padre, sin compromiso alguno solo conócelo.
—Con la condición de que Sofi venga conmigo.
—¿Qué dices? —pregunta Sofia sorprendida
—Sofi ese trabajo de camarera es una mierda y lo sabes. Si te nos cogiesen a las dos sería genial.
Casi todas las noches Sofia acaba llamándome harta de su jefe y sus compañeros, que le hacía la vida imposible por el hecho de querer trabajar y estudiar una carrera universitaria. Yo solo había ido una vez a su trabajo y después del mal trato que me dieron tenia claro el infierno en el que estaba mi amiga.
—Un momento yo no puedo asegurar que os cojan a las dos —aclara Jacobo a toda prisa —No he dicho nada de Sofia.
—Bueno pero cogen a becarios ¿no? Pues por intentarlo que no quede.
Conocía muy bien a mi amiga, si había alguien capaz de convencer de lo mucho que valía esa era Sofía. Además teniéndola allí dentro me sentiría muchísimo mas cómoda.
—A la mierda, por intentarlo que no quede —contesta con una sonrisa.
—Puedo ir con vosotras si queréis —se ofrece Jacobo con carita de ángel.
—¡No! —gritamos las dos al unísono.
Jacobo era un amor de persona pero que fuera allí como un novio preocupado por sus chicas no iba a dar la mejor imagen. Las dos lo sabíamos.
—Entendido señoritas, pero cuando seáis unas súper abogadas espero que os acordéis de mi —bromea fingiendo indignación.
—Bueno si no entramos ya creo que no seremos nada al final —recuerda Sofía.
Nos dirigimos a la clase a regañadientes. Como siempre las miradas malas y el profesor recordándonos que no esta bien llegar tarde.
Me paso toda la clase pensando en el idiota de Christopher .
¿Por qué se había negado a tenerme trabajando allí si estaba interesado en mi? Yo ya tenía claro que la proposición de la cena estaba mas que cancelada, no era ninguna tonta, y aunque eso me había jodido bastante sabía que cenar con el habría sido imposible. No sería capaz de decir nada coherente ni inteligente teniendo a ese hombre delante de mi en una "cita".
Después de darle muchas vueltas lo tenía claro, iba a ir esa tarde y presentarme como una profesional. Tenía que convencer al socio de Christopher, y las probabilidades de que fuera igual de tremendo que el eran pocas así que quizás, y solo quizás, me podría comportar lo suficientemente bien como para dar una imagen profesional. Y si su socio me veía como una profesional el podría verme como algo mas.Mi yo interior se reía a carcajadas, la verdad es que era una misión muy pero que muy complicada.
Empecemos a rezar.
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MÍA
Teen FictionNo es que Ana no se enamore, que lo hace, pero necesita una conexión instantánea. Con Christopher Drew la tiene pero el universo le juega una mala pasada y mete en su vida a su hijo, un perfecto y enamorado caballero que es todo lo que una chica pue...