Eran las 8 de la mañana y llevaba dos horas despierta.
Hacía apenas tres días de la surrealista entrevista en las oficinas de Drew&Jones y de la posterior confirmación de que el puesto era mío. Bueno, nuestro. Sofia, como era de esperar, había encandilado a los dos socios con su personalidad arrolladora. Según Jacobo, había sido su propio padre quien le aviso de que ambas estábamos contratadas. Y ese sería nuestro primer día.
Mi móvil suena asustándome. Tenia los nervios a flor de piel.
Era un mensaje de Sofía.
"NO HE DORMIDO NADA"
Sonrío y le contesto un "yo mejor ni te cuento".
Me sorprendía saber que Sofia estaba igual de nerviosa. No era de las que se asustaban ante un reto y la verdad, yo no estaba preocupada en absoluto por el trabajo. Al fin y al cabo éramos becarias y sabían de sobra que no teníamos ni idea de nada. Mi problema era, como no, el señor Drew.
Lo que había pasado en su despacho no salía de mi cabeza. La forma en la que susurro mi nombre me seguía poniendo el vello de punta. No podía dejar de pensar en su olor, su calor y esos ojos que me desnudaban. Como si lo tuviera delante, el calor y la excitación volvían a mi.
Después de Marcos no había estado con ningún otro chico. Y de eso hacía ya muchos meses. Noté el calor en mi entrepierna. Deseaba al señor Drew con todas mis fuerzas. Necesitaba que me tocara, que tocara cada rincón de mi cuerpo.
Acerco la mano a mi sexo y empiezo a acariciar mi clítoris con suavidad. Pienso en Christopher, en que es su mano y no la mía la que me da placer. Recuerdo su voz y su aliento en mi oído y mi mano se mueve con mas rapidez. Por unos segundos es como si lo tuviera encima de mi, como si esos ojos azules volvieran a mirarme con deseo. Sigo acariciándome con mas rapidez, con mas ganas. Pienso en Christopher dentro de mi, besándome cada rincón de mi cuerpo. Mi corazón late con mas rapidez. El orgasmo llega y grito su nombre. Mi respiración esta acelerada, el placer del clímax me abandona y la tristeza lo sustituye. Miro al techo.
Se acabó. Christopher Drew iba a ser mío, costara lo que costara.
Una hora después estoy en la puerta de Drew&Jones , con un vestidazo rojo algo corto y con un bonito pero elegante escote, unos taconazos, mi melena pelirroja lisa y perfecta y un maquillaje discreto. Nunca había estado tan segura de mi misma. Sofia casi se acuesta conmigo al verme.
Cojo el maletín que me había comprado el día anterior y en el que solo llevaba folios y bolis y entramos en el majestuoso edificio. Empezaba e juego.
Muy a mi pesar, había sido Carlos el encargado de recibirnos y enseñarnos cada rincón de ese lugar. El bufete era un laberinto de paredes de cristal y suelos de mármol que separaban secciones y mas secciones. Mesas, papeles, impresoras y gente, mucha gente. Iba a necesitar mas de un año para memorizar donde estaba cada sección y como se llamaba cada compañero. En ningún momento pudimos ver a Christopher, como si supiera lo que tenía en mente, parecía haberse escondido.
No le iba a servir de nada
—Esto es enorme —susurra Maria.
María era la tercera. Es decir, la tercera chica escogida por el bufete como becaria. Apenas habíamos hablado, pero parecía demasiado perfecta y demasiado simpática. Tenía el pelo negro, corto y unos ojos grises bastante llamativos. Seguramente tendría nuestra edad aunque parecía una niña. No entendía muy bien porque la habían escogido, pero tampoco entendía porque me habían escogido a mi así que prefería no rechistar. Por la forma en la que Sofía la miraba sabía que no le había caído nada bien.
ESTÁS LEYENDO
MÍA
Teen FictionNo es que Ana no se enamore, que lo hace, pero necesita una conexión instantánea. Con Christopher Drew la tiene pero el universo le juega una mala pasada y mete en su vida a su hijo, un perfecto y enamorado caballero que es todo lo que una chica pue...