Manada | KookV

~ 30 ~

Taehyung fue el primero en removerse en su lugar cuando un rayo de luz cayó directamente sobre su rostro, dejó salir un pequeño quejido e intentó abrir los ojos fallando al instante al sentirse encandilado en ese momento. Intentó moverse a un lado pero no consiguió nada, estaba completamente inmóvil en su lugar por lo que no le quedó más alternativa que abrir sus ojos despacio.

Entonces encontró el problema.

Se paralizó por completo al ser consciente de que el peso que descansaba sobre él y le impedía el movimiento era Jungkook.

Sus demás sentidos fueron despertándose poco a poco, comenzando a ser consciente de la respiración que chocaba con la piel su cuello y el aroma que se imponía a cualquier otro olor de su alrededor. Podía esperar muchas cosas, pero no tenía expectativas de algo como eso si es que era sincero.

Y ahora que lo tenía no quería mover ni un solo músculo para evitar que terminara.

Él estaba acostado sobre su espalda, su cabeza recostada esta vez en la almohada que les habían entregado la noche anterior, con el alfa encima suyo. Jungkook se encontraba boca abajo, por el pecho sobre el del omega, sus piernas enredadas con las impropias y sus brazos rodeándole el torso, el rostro del mayor escondido en el hueco de su cuello que si Taehyung bajaba la mirada solo sería capaz de ver la mata de cabello negro desordenada, haciéndole cosquillas junto con el aliento lento y tranquilo del alfa.

Cosa que lo diferenciaba de Taehyung ya que el rubio estaba conteniendo su respiración desde que se percató de la situación ¿Qué estaba pasando? Era él quien siempre abrazaba al contrario, no al revés.

Bajo la mirada sin mover significativamente su cabeza, temía que si se movía un poco más podría despertar a Jungkook, o peor aún, que se diera cuenta de que estaba despierto y mirándolo, estaba seguro de que saldría con cualquier frase que lo haría caer en la absoluta vergüenza si eso pasaba. Así que mejor se quedó quieto porque ¿qué diablos? Jungkook lo estaba abrazando mientras dormía, siempre le había gustado abrazar algo cuando va a dormir, pero no sabía de la sensación de ser abrazado de esa forma por otra persona. Y que esa persona fuera Jungkook le daba un mérito extra.

Porque se sentía bien, muy bien.

El aroma, la calidez, la sensación de encontrarse protegido aún si en ese momento Jungkook era más vulnerable que él. La sola noción de encontrarse de esa forma era lo suficiente para hacer sus mejillas tornarse en color rojo.

¿Jungkook lo estaba abrazando a propósito o era inconsciente de ello? Cualquiera de las dos opciones le seguían pareciendo encantadoras, después de todo Jungkook le había dicho que lo quería ¿no es así? Ellos ya se tomaban de la mano, se besaban e incluso bromeaban sobre eso, no había nada de extraño en que Jungkook quisiera abrazarlo ¿cierto?

No pudo evitarlo y movió uno de sus brazos en un intentó inútil de cubrirse el rostro, su estómago se apretaba con una extraña emoción que se asemejaba a la primera vez que Jungkook le había besado bajo las estrellas. Simplemente debería preservar el momento. Pero el momento no duro mucho más.

La puerta del granero se abrió con un ligero rechinido, Taehyung vio como todo el lugar se iluminaba gracias a los rayos de sol que entraban por el espacio. Era tarde, mucho más tarde de lo que estaban acostumbrados a despertar y Taehyung sabía que eso se debía a Jungkook, el único encargado de ser su despertador personal.

—Hey, par de dormilones —escuchó la voz de Sungjae justo antes de que la cabeza del beta se asomara por el hueco de la escalera —Sarah esta preparando el desayuno, si no quieren que me lo coma todo yo entonces deberían ir —informó en lo que terminaba de subir las escaleras para luego soltar un suspiro al ver la situación, todavía era le omega el único despierto —¿en serio? ¿No puede dejarte respirar una hora? —preguntó acercándose a la cama improvisada, Taehyung le había hecho una señal para que guardara silencio pero a Sungjae parecía no haberle importado en lo más mínimo —¡eh! No estas invernando o algo así, despierta de una vez —le dio una ligera patada al bulto bajo las sabanas en donde presuntamente se encontraba el cuerpo del alfa.