Manada | KookV

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El golpe en las masas de carne y el estallido de metal contra metal eran las armonías que inundaba el ruedo. Aquella construcción tenía la forma de un coliseo con la característica de que arriba de las gradas había una estructura hueca que rodeaba el edificio, solo dejando al cielo un espacio al centro que le daba luz a la arena, esta característica hacia que los sonidos rebotaran en todo el lugar haciendo que cualquier pequeño golpe retumbara en el interior como el estallido de un tambor de guerra. Porque eso era: un santuario de combate.

El ruedo de la manada norte era el ruedo más grande e importante de las mandas de la zona alta y, hasta donde se conocía, de la zona baja. Este lugar es donde las más fieras batallas por el honor se libraban, durante la guerra de las tierras en ese ruedo se dieron batallas tan importantes como la que decidiría quien mandaría en la zona norte y ahora era el lugar en donde los alfas destinados a la guerra se formaban desde pequeños para ser grandes guerreros.

Y era, sin duda, el lugar favorito de Jungkook.

—Golpéalo con tu propio cuerpo, si tu contrincante tiene más fuerza que tú en los brazos entonces no intentes detenerlo ¡Esquívalo! —gritó Jeon con fuerza desde un costado de la arena que tenía más de 30 metros de diámetro, en el centro dos chicos mantenían en alto espadas afiladas y escudos pesados que los hacían tambalearse. Cuando termino de decir sus instrucciones un chico de cabello castaño lanzó un golpe feroz con su espada hacia el otro chico, uno más escuálido y pálido, quien en defensa posiciono su escudo en alto. El golpe fue tan brutal que el chico pálido fue a dar hasta el suelo seguido de un segundo golpe que provocó que su propio escudo golpeara con fuerza en su rostro lo que hizo que el más pequeño bajara la guardia en su totalidad, y para cuando el tercer golpe iba a ser encestado la voz del alfa azabache volvió a sonar —alto

El alfa castaño obedeció sin mostrar oposición bajando su arma y su escudo. Jungkook se acercó hasta donde estaba el pequeño en el piso mareado y a punto de vomitar, se arrodilló frente a él para estar más a su altura y lo miró con total neutralidad.

—Te dije que lo esquivaras —le tomó por el brazo y lo ayudó a levantarse del suelo, el chico al estar de pie sintió sus piernas flanquear y decidió que sería mejor estar sentado un segundo, Jungkook lo permitió al seguir hablando —si estuvieras en un combate real ya te habrían arrancado la cabeza —dijo severo —en unos meses harás tu presentación como alfa y si sigues así te arrastraran por la arena ¿quieres ser expulsado de la manada? —el chico en el suelo se tensó ante esta última cuestión mirando al piso con notable vergüenza

—No señor.

—Entonces aprende a esquivar cuando es necesario ¿crees que el combate es sencillo? Pronto serás un alfa adulto en nuestra manada y no podemos darnos el lujo de tener guerreros que no saben esquivar un golpe.

—Jungkook ¿no crees que estás siendo un poco duro? —otra voz se incluyó en la charla, se trataba de Yoongi quien caminaba en su dirección con la mirada fija en el chico que se encontraba en el suelo —recuerda tus días de entrenamiento, hasta yo te daba una paliza.

—Eso era cuando yo tenía 11 hyung, el chico cumplirá 16 años dentro de 3 meses y tendrá que dar su presentación —argumento el azabache mirando a su amigo con cierta dureza también —estamos en guerra.

—No por mucho tiempo —dijo el alfa mayor con un suspiro metiendo sus manos en los bolsillos antes de detenerse frente a Jungkook —pronto todo esto se terminará, tendrá más tiempo para aprender.

Jungkook no pudo evitar soltar un gruñido con cierta molestia por ser cuestionado de esa manera durante uno de sus entrenamientos, un alfa siempre debía ser respetado y un comandante siempre debía tener los aciertos necesarios para su gente, una equivocación podría significar la fatalidad y era algo en lo que Jungkook no estaba dispuesto a caer. Podría no portar el título de líder de la manada pero él era el líder de quienes la defendían y no rebajaría su trabajo a banalidades, podía demostrar que él era el indicado para el ello.