Manada | KookV

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Al día siguiente las despedidas fueron bastante frías.

Era muy temprano por la mañana por lo que Taehyung se encontraba envuelto en su manta como se estaba volviendo costumbre desde que las temperaturas comenzaron a bajar aceleradamente, John salió para despedirlos ofreciéndoles un par de abrigos que se dividieron entre Taehyung Y Sungjae. Sarah seguía dormida por lo que el rubio no fue capaz de despedirse adecuadamente de ella antes de que comenzaran su caminata de ese día.

Cuando lo hablaron ayer habían acordado seguir el camino por un par de días hasta llegar a una pequeña aldea que se encontraría a la mitad de su camino al risco, pero ahora el plan había cambiado y se detendrían ese mismo día en un pueblo granjero que no se encontraba muy lejos de su posición.

Taehyung intentó cuestionar aquella decisión, pero no había conseguido más que un "es mejor de esta manera" de parte de sus dos acompañantes. Ya le había parecido extraño el comportamiento de Jungkook el día anterior y ahora Sungjae había pasado todo ese tiempo en silencio simplemente asintiendo a lo que Jungkook decía sin ningún comentario burlón o sarcástico de por medio. Ahora sentía que era él quien se encontraba fuera de lugar y sabía que lo que debía hacer al respecto era hablar con Jungkook.

—¿Cuándo nos detendremos para desayunar? —preguntó en voz baja, a pesar de toda la tensión que había en ese momento Jungkook avanzaba a su lado ocasionando que sus cuerpos se tocaran constantemente.

La pregunta logró llamar la atención del pelinegro que dejó de ver al frente con decisión para mirar a quien tenía a su lado, sabía que aquella pregunta no solo se trataba de comer algo, sino de exigir una explicación a lo que estaba ocurriendo realmente.

—Cuando salga el sol, Tae

Escucho al menor bufar tras su respuesta, pero no añadió nada más, Jungkook estaba intentando descifrar si era porque había comprendido o si su silencio significaba algún tipo de protesta. Lo que estaba claro era que no permitiría que el tema se le fuera de las manos, por lo que a Jungkook no le quedaba más remedio que prepararse para hablar de ello.

Así, mientras ideaba una forma para decirles a sus dos acompañantes que tendrían que detenerse por más tiempo del previsto y su respectiva razón, se sobresaltó cuando sintió la delgada mano del rubio escabullirse por su palma hasta entrelazar los dedos. No era un movimiento demasiado llamativo, pero para su estado fue lo suficiente como para que una corriente atravesara su cuerpo como un chispazo que despertaba definitivamente sus adormilados sentidos.

Desde que despertó la situación había comenzado a dificultarse, no recordaba en qué momento fue que abrió los ojos, el primer recuerdo de ese día fue el leve empujón que le dio Taehyung porque habían pasado un largo rato besándose ¿Recordaba el beso? No, y eso era lo que más le preocupaba. Cada segundo que pasaba sentía que el aroma de Taehyung se convertía en un narcótico que lo adormilaba dándole paso libre a su lobo que esperaba con ansias el momento adecuado para adueñarse de su cuerpo.

Con cada segundo que pasaba debía pelear con más fuerza contra sus instintos.

Por un momento giró a ver a Taehyung quien seguía caminando con la vista al frente, al menos hasta que sintió la mirada del pelinegro sobre él y regresó el gesto. Jungkook aprovecho esos segundos en silencio para repasar de nuevo todos los detalles de las facciones de Taehyung, su frente escondida bajo los bucles dorados de su cabello, sus ojos que seguían siendo de colores desiguales, uno de color miel claro y el otro de azul brillante, su nariz adornada con un pequeño lunar y sus labios rosados y apetecibles a la par de sus mejillas que comenzaban a verse un poco más regordetas que cuando lo conoció.

¿Cómo es que no había visto todo aquello ese día? Taehyung se encontraba en mejores condiciones, claro, porque sus ropas no eran viejas y holgadas, su cabello estaba mucho mejor cuidado, pero su peinado no permitía apreciar esos pequeños bucles que se presentaron en cuánto creció un poco más.