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Jungkook había notado un comportamiento extraño en Jimin desde que salieron del territorio central de la manada del valle. Se comportaba más distante que en otras ocasiones, perdido en sus propios pensamientos en lugar de exponerlos con una actitud brillante capaz de hipnotizar a cualquiera, su actividad social se había reducido también y ni siquiera había hecho un intento por acercarse a los alfas del valle que los acompañaban. Parecía estar alerta en todo momento, miraba sobre su hombro y se alejaba un poco de vez en cuando para vigilar los alrededores.

Esa actitud no iba con Jimin, Yoongi también lo había notado en el transcurso del día. La noche comenzaba a caer sobre ellos y finalizarían su primer día de trayecto cuando la oscuridad los envolviera por completo.

Yoongi había sugerido hablar con el rubio en cuanto se detuvieran, Jungkook lo había considerado adecuado, pero esa actitud extraña no bastaba para alejar su mente de su verdadera misión. Estaban ahí por el omega, Taehyung, quien no se había dejado ver ni un solo momento desde que lo vio subir a la carroza al inicio del día.

Conjeturó que la razón era la escolta del valle quienes no se habían separado más de 5 metros de la carroza, rodeándola con rigurosidad y disciplina. Si ellos tenían la orden de no dejar salir a Taehyung entonces el omega no tenía muchas opciones, pero seguía siendo extraño, por muy estricta que sea la orden que siguen el hecho de que el omega no haya salido ni para hacer sus necesidades era algo que comenzaba a preocuparlo.

¿Qué se supone que debe hacer él? ¿pedirles que dejen a Taehyung salir al menos dos veces en el día? Ese no era su territorio, no podía ir por ahí ordenando a alfas que no estaban bajo su mando. Sin embargo, su tarea principal era la de cuidar al omega y eso dejaba muy en claro que debía hacer algo al respecto.

Pero debe ir un paso a la vez, tendría tiempo para arreglar las cosas antes de llegar a su manada.

Cuando las estrellas comenzaron a resplandecer en el cielo fue que se dio la orden de detener la marcha, los alfas de ambas manadas comenzaron a armar sus respectivos campamentos sin cruzar palabra alguna. Jungkook asignó las tareas a los alfas que los acompañaban y dejo a cargo a Kyungmin para que supervisara el trabajo mientras que los otros tres alfas de sangre pura se dirigían a un lugar más alejado del resto.

Estaban en campo abierto por lo que con una distancia considerable podían asegurarse de que los del valle no los escuchasen, pero el tiempos seguía funcionando como una amenaza la cual los tomó por los hombros y los cargó de presión, si tardaban mucho en una charla como esa podía verse altamente sospechosos a los ojos de los alfas del territorio y no estaban en posición de comenzar una confrontación.

Con cautela se alejaron hasta un punto en que la oscuridad les sirviera de camuflaje. Jungkook podía notar el nerviosismo en Jimin cuando Yoongi le dijo que debían hablar, y aunque no se había negado a seguirlos era visible la tensión que se cernía en todo su cuerpo.

—¿Qué es lo que no sabemos? —comienza el menor con la conversación de una forma un tanto brusca, dirigiéndose al grano desde el inicio.

—Jungkook ya hablamos de esto —fue la respuesta de Jimin al cruzarse de brazos para no mostrar la inseguridad que estaba sintiendo.

—No, esta vez es diferente —entra Yoongi imitando la acción del rubio y mirando con firmeza los ojos claros del contrario —estas actuando diferente, si tienes que decir algo dilo ahora

Jimin se mordisqueó el labio inferior con nerviosismo. Lo que le había contado el omega después de la cacería no era algo que podía estar propagando por ahí, era realmente serio, la información que podría cambiar el curso de la guerra. Si no cumplían con ese lazo entonces la guerra continuaría.

Manada  |  KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora