Red || Pansy Parkinson

14.

Esa noche, cuando volvieron de la comisaría, Elizabeth sugirió ver una película.

— ¿Titánico?—preguntó Pansy con el entrecejo fruncido, Elizabeth rio y negó con la cabeza.

—Es «Titanic»—corrigió, meneando la carátula del dvd en el aire—, es una película sobre un barco que se hunde.

— ¿Qué tiene eso de interesante?—preguntó Pansy con aburrimiento—. Si quiero ver sufrimiento puedo pasarme por el Gran Comedor cuando hacen los exámenes de los TIMOS.

—Ja, ja, ja—rio Elizabeth, sarcásticamente—, eres tan graciosa.

Pansy sonrió confiadamente y se miró las uñas.

—Lo sé, soy maravillosa, pero me halaga que me lo digas.

Elizabeth alzó ambas cejas y negó con la cabeza, como si no pudiera creer lo que escuchaba.

—Lo que sea—suspiró—. Y es interesante porqué habla sobre una historia de amor. Sobre Rose y Jack.

—Rose suena a nombre de estúpida—comentó Pansy—, y Jack a nombre de imbécil.

Elizabeth bufó y se cruzó de brazos.

— ¿Ah, sí?—preguntó—, ¿acaso piensas cosas de las personas por sus nombres?

Pansy asintió, dándole una mirada extrañada, como si fuera algo obvio.

—Claramente.

—Entonces, ¿qué pensaste de mi nombre antes de conocerme?—Elizabeth se atrevió a preguntar, temiendo la respuesta. Pansy la miró unos segundos antes de responder.

—Fue extraño—admitió—, no supe bien que pensar, en un principio me pareció que irradiaba elegancia.

—Me halagas.

—Pero después de ver la horrible forma en la que cargas la túnica del colegio y después de verte tropezar por los pasillos, me di cuenta de que, definitivamente, no eres elegante.

—Vaya, gracias. —murmuró Elizabeth.

—Luego pensé que el nombre también decía belleza.

—Y me viste por las mañanas al despertar. —bromeó Elizabeth con una sonrisa entre los labios, Pansy ladeó la cabeza y luego negó.

—No, esa fue mi opinión final, tu nombre dice belleza y tú eres bella, ¿qué más hay?

— ¿Acabas de decir que soy bella?

—Sí—asintió—, pero no te acostumbres, aunque, claramente, eres bella, yo no beso a personas feas. —dijo Pansy con mucha seguridad.

—Bien, señorita yo-no-beso-a-personas-feas, ¿veremos Titanic o no?

—Pon esa porquería. —gruñó Pansy, recostándose en la cama de Elizabeth, esperando que ésta colocara el dvd.

—Ya está.

Elizabeth se recostó al lado de ella, esperando que la película comenzara.

— ¿Alguno muere?

— ¡Será sorpresa!—exclamó la rubia, Pansy rio.

—Alguno muere—confirmó, miró la pantalla del televisor y luego miró a Elizabeth—. ¿Quién es?, ¿la estúpida o el imbécil?

— ¡Pansy!—se quejó Elizabeth.

—Solo tenías que responder—la Slytherin bufó y rodó los ojos—, pero bien, ya no pregunto más nada.

Pansy se quedó en silencio hasta la mitad de la película.