26.

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Pansy se había curado de su resfriado, aunque su nariz seguía levemente roja y a veces, cuando sentía un aroma demasiado intenso, estornudaba al menos dos veces seguidas, pero estaba considerablemente mejor.

—Deberías comenzar a estudiar—comentó Elizabeth una tarde que estaban en su habitación de Hufflepuff, era demasiado amarillo y colores cálidos para Pansy, pero prefería centrarse en la rubia, que también era cálida, pero notablemente más agradable que los colores—. Los exámenes están cerca.

—No sabía que estaba hablando con Hermione Granger—se burló Pansy, recostada en la cama de Elizabeth—. Los exámenes son en... ¿qué? ¿uno o dos meses?—preguntó, entonces se encogió de hombros—. Aún hay tiempo.

—El tiempo se acaba—dijo Elizabeth, ella estaba sentada en una silla frente a un escritorio que estaba pegado a una de las paredes, mientras escribía rápidamente en un pergamino—. Ni siquiera has hecho el ensayo de McGonagall sobre las transformaciones en los seres humanos.

—Estaba enferma—se intentó excusar Pansy—, perdón, estoy enferma—rio—. McGonagall no sería cruel con una pobre chica enferma. —hizo un puchero mientras miraba Elizabeth.

—Quizás ella no, pero Snape sí.

Pansy pensó durante unos segundos.

—No si no me ve.

— ¿Qué?, ¿te vas a hacer invisible?—bufó Elizabeth—. Solo haz el estúpido ensayo, el de Snape y el de McGonagall, no es tan difícil.

— ¿Qué recibiré a cambio?—preguntó Pansy.

—No lo sé, ¿quizás una buena nota que te asegura un buen futuro?—sugirió—. Sí, la verdad a mí me parece que eso es una buena recompensa.

— ¿Solo eso?—preguntó Pansy con fingida decepción—. Ah, yo esperaba algo más. —soltó un suspiro.

— ¿Cómo qué?—preguntó Elizabeth, dejando de escribir para voltear a verla.

— ¿Unos besos?—trató de sugerir—. Dulces, abrazos, besos, no sé, esa clase de cosas, Lizzy.

— ¿Tengo que darte una recompensa para que hagas tus tareas?—Elizabeth se rio—. ¿Qué eres, un niño pequeño?

—Lizzy—se quejó Pansy haciendo un puchero—. Las tareas son tan aburridas, ¿vas a condenarme a hacerlas sin ningún tipo de motivación?

—Bien—la rubia negó con la cabeza—. Hazlas, entonces veré qué puedo hacer.

—Oh, eres la mejor, Lizzy—Pansy le sonrió—. Realmente te amo.

—También te amo, mi mariposa.

★★★

—Deberías quedarte dentro del castillo—dijo Elizabeth con preocupación—. Siento que aún no te has curado por completo y salir al clima frío no será bueno para ti.

Pansy sonrió.

—Amo que te preocupes tanto por mí, pero créeme, estoy bien.

—Hace rato estornudaste casi cinco veces, ¿a eso consideras estar bien?

Pansy suspiró y se acomodó el cabello.

—Estar dentro del castillo no hará que me cure mágicamente.

—No me sorprendería si te curaras mágicamente—bromeó Elizabeth—, después de todo, ¿el castillo no es mágico?

—Pero no me curará—bufó—. Tienes dos opciones; o salgo contigo; o salgo sin ti.

Red || Pansy ParkinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora