Red || Pansy Parkinson

Extra: El Corazón Roto de Pansy.

n/a: este extra ocurre justo después del cap 16, just saying.

Pansy miró a Elizabeth irse por el pasillo, juraba que había visto una lágrima bajar por su mejilla, y, si Elizabeth hubiera decidido voltear a verla, habría encontrado el rostro de Pansy lleno de lágrimas.

Respiró profundamente, tratando de calmarse, no queriendo soltarse a llorar en la mitad de un pasillo y que cualquiera la viera llorar. Se secó las lágrimas con su corbata, y comenzó a caminar con rapidez por el pasillo, aguantando el llanto, queriendo llegar pronto a su habitación y rogando que Daphne y Milicent no estuvieran allí. Solo quería un momento tranquila para llorar por haberle roto el corazón a Elizabeth, ¿sería mucho pedir?

Sus pasos resonaban contra el suelo, los pasillos por los que pasó estaban vacíos, para su paz y deleite. Nadie la vería tan alterada como estaba, con los ojos llenos de lágrimas y las manos temblando.

Cuando llegó frente al muro de piedra que era la entrada a la sala común de Slytherin murmuró la contraseña, el muro se movió a un lado y entró. La sala común estaba vacía. Pansy se preguntó si sería alguna broma cruel del destino que todo estuviera vacío y solo... tanto como ella últimamente se sentía, tan lejos de Elizabeth y sin ella.

Ignoró las vistas del fondo del Lago Negro, usualmente le gustaba contemplarlas durante unos segundos antes de subir las escaleras, pero en ese momento no estaba para eso. Subió las escaleras de dos en dos, caminó por el pasillo rápidamente, hasta que estuvo frente a la puerta del final del pasillo, la abrió lentamente, mirando alrededor, no había nadie, suspiró y cerró la puerta con suavidad.

Se preguntó si Elizabeth estaría bien después de lo que le había dicho, si algún día podría perdonarla. Pansy se preguntó si algún día podrían estar juntas.

Se pasó las manos por el cabello y luego por el rostro, frustrada y estresada, acababa de romperle el corazón a Elizabeth, que era tan dulce y tan gentil con ella, tan suave y tan bella. Pansy se preguntó cómo podría vivir con ello.

«No puedo querer tener algo contigo, Elizabeth Norman» Le había dicho, había querido que Elizabeth entendiera que no podía, no porque no quisiera. Elizabeth era todo lo que quería en el mundo. Sus ojos azules mirándola y sus manos tocándola, era todo lo que quería y con lo que había soñado cada noche desde que la había besado en el coche de su padre.

Pansy deseó volver atrás y estar en el asiento cómodo del coche de Greg, con la música de Taylor Swift y la voz de Elizabeth en sus oídos, con el viento que entraba por la ventanilla y con la carretera oscura delante de ella. Deseó estar de nuevo en la playa, nadando con Elizabeth, mientras que la horrible agua salada se le colaba en la nariz o le irritaba los ojos.

«Hasta nunca, Pansy Parkinson» Elizabeth le había dicho, sin saber que había roto su corazón con esas palabras. Pansy se preguntó si de verdad aquel «nunca» sería tan largo, se preguntó si un nunca podía simplemente acabar unos días después, se preguntó si podría pedirle perdón a Elizabeth y si ella lo entendería.

Tenía tantas cosas en mente en ese momento, la mayoría eran sobre Elizabeth, y las otras tenían que ver con ella.

Odiaba a sus padres, por culpa de ellos la había herido y la había visto irse, sin hacer nada al respecto, aunque también se culpaba a sí misma.

Pansy se sentó en su cama y cerró los ojos mientras se tomaba la cabeza entre las manos.

Los ojos azules de Elizabeth aparecieron en su mente. La había perdido. Se preguntó si Elizabeth también le colocaría un color a los sentimientos como a las personas. Pansy se descubrió poniéndole colores a las emociones y sentimientos que sentía respecto a todo en ese momento.

Y descubrió que perder a Elizabeth era azul, un azul pálido y sin gracia, triste y opaco, tan diferente a los ojos brillantes de la Hufflepuff.

Pansy se abrazó a sí misma, preguntándose cómo sería si fuera Elizabeth la que la abrazara. Se preguntó cómo sería si Elizabeth pudiera leerle la mente y supiera que no había querido decir eso y haberla herido. Se preguntó que diría Elizabeth si le dijera que la extrañaba.

Entonces descubrió que extrañar a Elizabeth era como un gris oscuro, casi totalmente negro, un color solamente alumbrado por su simple recuerdo, por el recuerdo de sus ojos y de su sonrisa. Pero seguía siendo gris oscuro. Pansy se sentía gris oscuro, totalmente sola.

Se preguntó que pensaría Elizabeth si le dijera que pensaba que estaba equivocada al decirle que era rojo. Pansy no se consideraba rojo en absoluto. El rojo era fuerte y, en su opinión, decisivo. Si fuera rojo no les habría hecho caso a sus padres y habría hecho lo que quisiera, que se resumía en ir a la sala común de Hufflepuff y rogar por el perdón de Elizabeth, pero estaba sentada en su cama, sin moverse.

Entonces Pansy dejó sus pensamientos negativos y comenzó a pensar qué color sería amar a Elizabeth.

«Dorado» Se respondió rápidamente, como si la respuesta siempre hubiera estado dentro de ella.

Amar a Elizabeth sería dorado. Brillante y fuerte, al mismo tiempo suave y gentil, tan parecido al amarillo de Hufflepuff, pero al mismo tiempo diferente, porque Elizabeth era diferente a cualquier otro Hufflepuff que hubiera visto en su vida. Elizabeth brillaba, Pansy no tenía idea de cómo, pero sabía que lo hacía. Brillaba fuertemente, iluminando cada rincón oscuro de su alma, al menos lo había hecho cuando habían estado juntas, como amigas.

Pansy sollozó, escondiendo su rostro contra sus manos. El dorado era brillante y fuerte, pero también era fuerte el dolor de saber que Elizabeth podría estar en ese preciso instante odiándola. Mientras lloraba se preguntó si el amor era así de fuerte y doloroso, entonces de golpe dejó de sollozar y una risa incrédula salió de su garganta.

Se había dado cuenta de que estaba enamorada de Elizabeth Norman.