Red || Pansy Parkinson

9.

Rachelle caminaba tras Elizabeth, desesperada por entenderla.

—Pero Henry está con Draco, alias tu ex, ¿no te molesta?

—No—negó—. Draco y Henry son felices, ¿la felicidad debería molestarme? a mí me parece que no.

—Pero... se besaron frente a todos, te dejaron como una cornuda.

—Porqué están enamorados—dijo Elizabeth con obviedad—. Además, aunque no lo estuvieran y yo fuera una rencorosa, Draco es el que debería estar apenado, no yo.

—A veces desearía entenderte, Elizabeth Norman.

—A veces deseo lo mismo.

— ¿Y Parkinson?—preguntó Rachelle en voz baja—. Según los rumores, las han visto muy juntas.

—Sí, somos amigas.

— ¡Por Merlín, Elizabeth!—exclamó Rachelle—. ¡Es la chica que te gusta desde que entraste a Hogwarts, bésala o algo!

—No, somos amigas y no arruinaré eso.

—Eres tan lenta—se quejó Rachelle—, solo un beso.

—Ya nos besamos y dijo que beso horrible, así que no, gracias.

— ¿Perdón?—Rachelle se quedó boquiabierta por la nueva información—. ¿Te besó y dijo que besabas horrible? Voy a matarla.

Elizabeth la sujetó por uno de sus brazos antes de que se alejara.

—Lo dijo, pero no sabía que yo estaba escuchando, así que... bueno, supongo que no tuvo la intención de herir mis sentimientos.

Rachelle se quedó mirándola unos segundos.

—Eres demasiado Hufflepuff—se quejó—, deberías haberla golpeado y haberle hecho saber que es una completa imbécil.

Y sí, Elizabeth pensaba lo mismo, a veces, Pansy era una completa imbécil, le había roto el corazón dos veces con sus actos estúpidos e inmaduros, pero se había disculpado... por uno de ellos.

—Déjalo estar—pidió Elizabeth—, si a mí no me importa, a ti tampoco debería.

—Pero, no besas mal, ¿o sí?

—No lo sé—Elizabeth se encogió de hombros, entonces miró a su amiga mientras alzaba y bajaba sus cejas—. ¿Quieres comprobarlo?—preguntó con un tono que, ella pensó, era seductor, pero solo logró que Rachelle rompiera a carcajadas.

—Nunca... hagas eso... otra vez—pidió sin dejar de reír, hasta que minutos después logró parar su risa por completo—. Pero podría besarte, ya sabes, para confirmar si es cierto que besas mal.

Elizabeth bufó y se cruzó de brazos.

—Si nos besáramos te daría el mejor beso de tu vida. —afirmó la rubia, sin ningún deje de duda en su voz.

— ¿Ah, sí?—inquirió Rachelle, entonces miró alrededor—. ¿Y qué?, ¿nos besamos aquí, en el pasillo?

— ¿Qué quieres, algo romántico?—preguntó Elizabeth—. ¿Una cena mientras vemos las estrellas?, no quiero enamorarte.

—Ya, y yo tampoco.

Ambas se quedaron en silencio un momento, cada una intentando acomodar sus ideas.

Elizabeth, por su parte, seguía recordando la voz de Pansy cuando había dicho que besaba mal y, de verdad, necesitaba saber si era cierto.

Rachelle, por otro lado, se preguntaba si estaba bien besar a una amiga, en especial a su mejor amiga.

—Bien, ¿me vas a besar o tendré que hacerlo yo?—Rachelle fue la que rompió el silencio.

—No lo sé, ¿quieres besarme?

—Solo para comprobar que tan horrible eres en la materia. —Elizabeth bufó mientras se acercaba.

—Si tienes mal aliento, voy a decirle a todo el colegio que la boca te huele a cloaca.

—Que simpática eres—se quejó Rachelle—. ¿Y ahora?—preguntó cuando ya estaban bastante cerca—. ¿Te beso y ya?

—Supongo.

Ambas se miraron en un incómodo silencio, hasta que Rachelle tomó la decisión y juntó sus labios con los de Elizabeth, en el beso más incómodo de todos los tiempos.

—Fue el peor beso de todos. —se quejó Elizabeth una vez terminó.

No se asemejaba en nada al beso que había tenido con Pansy, no se asemejaba a los labios suaves, tampoco el cuerpo de su amiga cerca del suyo se había sentido igual, era caliente también, pero el de Pansy era diferente, su calor era diferente, Elizabeth podría pasarse toda la vida buscando la palabra correcta para describirlo.

—Besas terrible.

—Tú tampoco eres la mejor, ¿sabes?

—Vale, olvidemos esto, por nuestro bien mental. —sugirió Rachelle, Elizabeth asintió.

—Me parece, olvidemos esto, solo nosotras lo sabemos, nadie más se enterará, jamás.

Pero alguien ya las había visto, y se estaba muriendo de celos.

★★★

Al día siguiente, Pansy caminaba por los pasillos mientras silbaba la melodía de una de las canciones de Taylor Swift que había escuchado con Elizabeth, y mientras la buscaba a ella.

— ¡Lizzy!—exclamó cuando la encontró, la Hufflepuff le sonrió y se acercó a ella.

—Me gusta el apodo—comentó—. Quizás deba buscarte uno a ti.

— ¿Para qué?—preguntó Pansy—, a ti te busqué uno porqué tu nombre es largo, el mío es corto.

—Un apodo no es necesariamente para acortar algo—comentó Elizabeth con una sonrisa en el rostro—, es algo especial que buscas para alguien a quien quieres.

—Yo nunca dije que te quería. —la sonrisa de Elizabeth decayó un poco ante las palabras de Pansy.

—Lo supuse, pero puedes corregirme si me equivoqué.

—Yo...—la Slytherin tragó saliva, nunca era sencillo para ella hablar de un sentimiento tan profundo con alguien más, pero los ojos azules de Elizabeth pendientes de ella le dieron la fuerza necesaria—. Sí, te quiero.

Pansy estaba segura de que, si estuvieran en total oscuridad, la deslumbrante sonrisa que Elizabeth le mostró, habría iluminado todo.

—Yo también te quiero, Pansy.